jueves, 29 de octubre de 2015

"Eye for beauty"

Post escrito por Tumaini e Isaías
Un Viaje Solidario nos acerca a otra realidad social y a compartir momentos inolvidables en los proyectos. Una forma más de acercarnos es a través de la fotografía. Así nació "Eye for Beauty", un proyecto en el que los protagonistas son las personas de los centros en los que trabajamos y en el que les pedimos que nos muestren la realidad a través de sus ojos.

Hace unos meses comenzamos a diseñar este proyecto junto a Isaías y Marina, viajeros de Tumaini. Ellos lo pusieron en marcha el verano pasado en el centro con el que colaboramos en Nakuru (Kenia).

Nuestra intención es que se realice en todos los proyectos con los que colaboramos y que lo hagan viajeros y viajeras de Tumaini a los que les interese la fotografía.´




Isaías y Marina con cinco de los niños que participaron en el taller
¿En qué consiste? 

La idea de "Eye for Beauty" como dice Isaías, es que: " Los fotógrafos sean las propias personas de los centros donde colaboramos." 




"Por razones de personalidad o culturales, a veces es difícil que hablen de su historia personal, de sus emociones, de aquello que les parece bonito... Si somos capaces de cambiar el canal, quizás puedan llegar a expresarse. Hablar de lo mismo en otro lenguaje: la fotografía"


Cada uno de los participantes del taller escoge cuatro fotografías que expresan las emociones que quieren transmitir o lo que es bello para ellos. Después explicarán el porqué de su elección. A esto le añadimos tres deseos por parte de cada participante. En el caso de los niños, les preguntamos qué quieren ser de mayores y de los adultos, cómo se ven en 10 años.

Después de la realización de cada taller, mostraremos los resultados en nuestro blog y redes sociales (hemos creado un albúm en facebook dónde podéis ver todas las fotos:). Creemos que es una bonita forma de saber cómo ven su realidad las personas con las que colaboramos en cada centro. Si te gusta la fotografía, ¡Es tu oportunidad! 

¿Cómo fue en Nakuru?

En este centro participaron 10 niños y niñas, cada uno eligió cuatro fotografías que podéis ver en nuestra página de  Facebook. La primera foto de cada uno es un selfie para que así podamos conocerlos un poquito más.



Todas las personas del centro de Nakuru

Después de realizar el taller, estas son las conclusiones de Isaias:

1) ¿Belleza o emociones? 

"Creímos que podría ser una buena idea incluir las emociones junto a la fotografía. Posteriormente,  pensamos que quizás los niños tendrían dificultad en expresarlas, ya   fuera por razones culturales o por la duración del voluntariado... Nos sorprendió que algunos de ellos sí quisieron hablar de ellas. Aunque se aprecien connotaciones culturales, tratan las emociones y las intentan reflejar en las fotografías."

2) ¡Somos poquitos pero tenemos ganas!:

"De 65 niños del centro, prácticamente todos vinieron a la  reunión en la que explicamos el proyecto, pero al final tan solo participaron 10. Tuvimos la mala suerte que no supimos los horarios: salen del centro a las 6:00 de la mañana y vuelven a las 18:00, cuando ya está oscuro... Tan solo los más pequeños pueden llegar más pronto (a las 16:00), precisamente el grupito que participó en el proyecto."


3) Por encima de todo, felices:

"La felicidad es la emoción que más predomina. Pero los motivos de elección de las fotos, en algunas ocasiones no son precisamente felices... Se  aprecia aquí el sesgo que tienen: pueden hablar de la tristeza, pero cuando les preguntamos si están tristes, es posible que lo nieguen".

4) Nos gustan las personas:

"Ha habido fotografías de paisajes, fauna, flora, detalles, retratos... Pero sin duda la que más ha predominado  ha  sido  la  fotografía  de  personas.  Concretamente,  y  es  algo interesante, había mucho autorretrato (más allá del que pedíamos como primera foto). 
Una posible explicación es que en Nakuru prácticamente no hay espejos, y un niño puede estar perfectamente dos años sin haberse visto en algo que refleje".


5) Sabemos ponernos en su lugar:

"Algo que fue muy bonito de ver y que se repitió en prácticamente todas las participaciones era el alto índice de empatía. Creo que se resume perfectamente en esta frase: “es una foto feliz, porque es  la primera vez que ese niño ha visto a otro con una  cámara, y es  feliz...“. No solo han hecho fotos a sucesos que podrían desprender felicidad, como un nacimiento, sino que se han puesto al lado del niño, de la madre o de su amigo, y han comentado esa emoción".  

6) Salud, vida y muerte 

"Estos tres temas fueron recurrentes  en las explicaciones  y los deseos de los participantes. En sus historias se aprecia mucho cómo se preocupan por su familia, incluso algunos de ellos han perdido hermanos en trifulcas tribales... La muerte está presente en sus vidas desde pequeños, y emocionalmente no lo expresan explicitamente. No es de extrañar que la profesión más elegida fuera la de médico".  

7) ¡Futuros aventureros! 
"Esta conclusión no se desprende de las fotografías realizadas, pero sí de los deseos. Muchos de los  pequeños  no  se  conforman  con  cualquier  cosa  para  su  futuro: viajar a otros países, periodistas, pilotos... Muchos de estos niños, gracias al proyecto local con el que colabora Tumaini, tendrán la oportunidad de ir a la universidad. Están muy motivados para su futuro".

8) Nuestra familia:

"Esta  otra  conclusión  tampoco  se  desprende  de  las  fotografías,  pero  me  gustaría comentarla: estos niños están en el centro porque sus familias no han podido permitirse mantenerlos. Tras ello, la ONG local los adopta y tiene un programa educativo para ellos hasta que cumplen los 18 años. Muchas  personas que escucharon esto vivieron la situación como un abandono por parte de las familias. Error. Los niños sienten que forman parte de sus familias, quieren estar cerca  de  ellos.  Aunque  no  comparten las costumbres de la tribu (castración femenina...), se sienten pokot, y quieren volver a su tierra".

"Los niños nos han hablado de las emociones y la belleza a través de la fotografía. Aunque las emociones negativas no se muestran de un modo explícito, hemos visto su alta capacidad social, su empatía, las ganas que tienen de ayudar a los demás... Son sensibles a la naturaleza y a lo bonito de lo cotidiano, como su comida favorita, el nacimiento de un animal, o las flores que más le gustan. Son personas con un gran potencial y con muchas aspiraciones para su futuro."

El próximo proyecto en unirse a "Eye for Beauty" es el centro con el que colaboramos en el norte de India y que trabaja con refugiados tibetanos. Elena y Blanca lo han realizado con adultos y dentro de poco os podremos enseñar el resultado.

Desde Tumaini queremos dar las gracias a todas las personas que habéis hecho posible la realización de este proyecto tan especial, desde los donantes de cámaras hasta los voluntarios que habéis viajado para poder ponerlo en marcha.

Si queréis realizar un Viaje Solidario en este centro tenéis toda la información en nuestra web: http://bit.ly/1XH5VpZ

Podéis ver el taller realizado en Nakuru en nuestra página de Facebook: http://on.fb.me/1P7xsym

Si queréis conocer más sobre el trabajo de Isaías podéis visitar su página de facebook: http://on.fb.me/1PSxzQ0

viernes, 9 de octubre de 2015

Experiencia de Fanny en Kenia: "Jamás me podía imaginar los pedacitos de corazón que dejas"

"Ha sido una experiencia inolvidable e irrepetible tanto a nivel personal como a nivel de proyecto ya que durante mi estancia pude asistir a un evento que mejorará la calidad de vida de Quest for Hapiness sin duda alguna: la extracción y construcción de un pozo de agua potable. El día a día es muy complicado de resumir, ya que ningún día es igual: siempre hay cosas nuevas que hacer o surgen imprevistos que hay que solventar.

Durante el calendario escolar se sigue una rutina donde desde primera hora de la mañana hasta primeras horas de la tarde los niños asisten al colegio y los voluntarios podemos colaborar ayudando a hacer los deberes, corrigiendo ejercicios e incluso, impartir alguna lección en clase, además de diseñar murales didácticos para colgar después en sus clases

Una vez terminadas sus clases hay un par de horas de ocio que hay que compaginar con la hora de la ducha, donde los voluntarios velábamos para que todos los niños se ducharan y lavaran su ropa y conseguir así, costumbres de higiene positivas para su salud. Los fines de semana eran perfectos para realizar actividades de todo tipo (talleres de pintar caras, antifaces, bailes, murales…) además de alternarlo con salir a pasear por la zona.
Durante las vacaciones de verano, la dinámica es diferente: sólo van a clase por la mañana para hacer los deberes que se les ha mandado y la tarde la tienen libre, donde desempeñamos actividades tanto de ocio (talleres de manualidades, pintura, jugar al futbol, salir a pasear, etc.) como rutinarias en su cultura (recolecta y desgrane de maíz, cañas de azúcar, etc.).


Cuando decides hacer un viaje solidario… vas con la ilusión de conocer otra cultura, interactuar con los niños desfavorecidos, viajar para conocer el paíscontacto directo con las costumbres locales, catar las delicias gastronómicas y las comidas no tan deliciosas…

Al salir del coche y poner mi primer pie en el orfanato, al ver las caras alegres de los niños del orfanato con el interés de saber cosas de ti… supe que algo especial experimentaría durante mi estancia allí. Y no estaba nada equivocada: cada niño es único y especial donde, día a día te encariñas más y más con ellos ya sea a través de miradas cómplices, sonrisas, regalo de dibujos, pulseras…


Como aportación positiva por mi parte fue, poner en funcionamiento una máquina de coser que tenían en un trastero que me permitió reparar todos los uniformes de los peques así como dar unas primeras nociones muy básicas de funcionamiento de la máquina. Las demostraciones de gratitud por parte de los niños y Tabitha, la alegría con lo que ven sus uniformes y ropa arreglados producen en ti una satisfacción inmensurable.

La experiencia de la extracción de agua del pozo fue un momento inolvidable. Para ellos era un deseo esperado durante años donde se ve reflejado, en un futuro muy cercano, que los problemas con el agua semana tras semana van a desaparecer. Me encantó ver esas caras de curiosidad de cómo sacan el agua y el grito de gloria cuando empieza a salir agua… ¡¡por primera vez!! . Aún queda mucho por hacer en cuanto a instalación de bombas y acondicionamiento del pozo… pero paso a paso se van alcanzando los retos.



Adentrarte en la cultura keniata es... ¡¡toda una aventura enriquecedora!! Vivir la experiencia de hablar en tu día a día con los integrantes del proyecto local y sus trabajadores, totalmente abiertos a explicar sus costumbres rutinarias, especialidades gastronómicas e incluso formas de pensar y ver la vida.

Cabe destacar lo receptivos que son a escuchar y poner en práctica posibles mejoras propuestas por los voluntarios. Siempre hacen sentirte como una más en su gran familia, ofreciéndote todo lo que tienen en su mano para que te sientas a gusto. Además, tuve la oportunidad de seguir el proceso de recolecta de maíz donde, en las tardes interminables de desgrane de maíz te integras en sus canciones que acabas cantando con ellos e incluso… ¡¡¡aprendes vocabulario en swahili!!!


También tuve mucha suerte coincidir con unos voluntarios maravillosos: Clara, Iñigo, Ana y Fran… formamos un equipo estupendo que nos permitió organizar muchísimas actividades (fiestas, actividades de manualidades, donación de ropa, reparto de responsabilidades…) y coordinarnos con el proyecto local (Julius y Tabitha) para hacer un día a día diferente, divertido y al mismo tiempo inculcando valores a todos los niños.

Lo que jamás me podía imaginar de este voluntariado son los pedacitos de corazón que dejas dentro de todos y cada uno de los niños que no quieren verte marchar, que te piden que te quedes para siempre con ellos o incluso que les hagas un hueco en tu maleta para venir contigo…

Estas amargas despedidas sin duda te hacen más fuerte y está claro que después de viajes como estos… ¡¡Nadie puede volver a ser el mismo!!"

Fanny, Viaje Solidario en orfanato y escuela de Kenia, agosto 2015