lunes, 30 de enero de 2017

¿Turismo sostenible? ¿Responsable? ¡Encuentra las 7 diferencias!

2017 es el año del turismo sostenible. No lo decimos nosotras, sino las Naciones Unidas. Es el momento de sensibilizarnos sobre el poder del sector para contribuir al desarrollo sostenible. Viajar puede tener consecuencias positivas o negativas sobre los lugares que visitamos. Todo depende de nosotras, las personas que viajamos.

Pero, antes de hacer las maletas, ¿sabemos realmente qué significa viajar de forma sostenible? ¿Es lo mismo que el turismo responsable? Os proponemos un juego: ¡las 7 diferencias entre estos dos conceptos! ¿Cuántas acertaréis? :)

1. ¿Política o actitud?
Para muchas personas, lo sostenible es una política mientras que lo responsable es una actitud. Según esta aproximación, necesitamos políticas de turismo sostenible que atraigan turistas responsables.

Elegir desplazarnos en coche o en bicicleta sería un asunto de turismo responsable. Crear un programa para fomentar alojamientos turísticos ecológicos y respetuosos con la cultural local sería una iniciativa de turismo sostenible.

2. Dimensión + o menos amplia
El  turismo sostenible tiene una dimensión más amplia que el responsable. El turismo responsable gira en torno a la conciencia social y ambiental del viajero. En cambio, el turismo sostenible tiene en cuenta 3 dimensiones: económica, social y medioambiental. Pretende satisfacer las necesidades actuales sin comprometer las posibilidades de las futuras generaciones.

Elegir un pequeño hotel familiar en lugar de una gran cadena hotelera es una decisión de turismo responsable. Proteger un espacio natural y restringir el número de visitas para preservar la fauna, flora y a las comunidades que viven en él es un proyecto de turismo sostenible.

3. Corto o largo plazo
Mientras que el turismo responsable exige una serie de condiciones a la industria (respeto por el medio ambiente, por ejemplo), el turismo sostenible fomenta el desarrollo económico de la zona a largo plazo. Por ejemplo, exige la creación de empleo y la generación de beneficios bien distribuidos.

No usar menaje de plástico en los restaurantes sería una decisión de turismo responsable. Fomentar pequeños negocios locales favoreciendo la inclusión social, el empleo y la reducción de pobreza sería turismo sostenible.


4. Agentes implicados
El turismo responsable puede, por ejemplo, exigir a un hotel que cumpla una serie de requisitos que aseguren una industria más equitativa. El sostenible, en cambio, no implica solo a un agente, sino que tiene en cuenta a la industria, a la comunidad local y a los gobernantes.

5. Cambios legales
El turismo responsable se caracteriza por el activismo social. Las personas o entidades presionan para que se creen normas legales que garanticen el desarrollo responsable de la actividad turística. El turismo sostenible no exige solamente un cambio concreto, sino que tiene una visión a más largo plazo.

6. Certificaciones y RSC
El turismo responsable muchas veces se asocia a políticas de responsabilidad social corporativa (RSC). La empresa turística decide seguir una determinada hoja de ruta, código ético, etc. El turismo sostenible, como hemos visto, tiene en cuenta siempre a los 3 agentes implicados en el sector: la industria, la comunidad local y los gobernantes.

7. Respeto por la cultura local
El turista sostenible, además de pedir responsabilidad, respeta la realidad social y cultural de las personas locales y preserva su cultura, arquitectura, costumbres y tradiciones. Además, el viaje fomenta la tolerancia y el entendimiento entre culturas diversas.

Durante 2017, desde Tumaini promoveremos el turismo responsable y sostenible como herramienta para construir un mundo mejor. ¿Te apuntas?
Post de Vanesa Sánchez, Comunicación Tumaini

lunes, 23 de enero de 2017

¡Nuevos viajes solidarios en México!

Empezamos el año de la mejor forma posible ¡estrenamos nuevos viajes solidarios en México! Te proponemos viajar a Chiapas para contribuir a mejorar la educación de menores y adultos. ¿A que suena bien?

Los nuevos proyectos se encuentran en San Cristóbal de las Casas, ciudad en la que conviven indígenas de origen maya (sobre todo tsotsil) y mestizos. Esta ciudad fue uno de los epicentros de la revolución zapatista en 1994. Sus calles adoquinadas, sus casas color ocre, sus mercados y su animado ambiente cultural y social la hacen una de las ciudades más especiales para conocer la esencia de México.

Pero en San Cristóbal también existe una gran desigualdad social. Miles de personas indígenas se han visto obligadas a trasladarse a esta ciudad debido a revueltas políticas o a la escasez de oportunidades en las zonas rurales. Esto ha creado focos de pobreza y exclusión laboral y educativa.

Para ayudar a mejorar esta situación, Tumaini comienza a colaborar con tres proyectos: una escuela pública, un centro comunitario que apoya a personas indígenas y un centro formativo para personas con discapacidad.

1. Transformando tu escuela

El primer proyecto que proponemos tiene lugar en una escuela pública de la ciudad. En ella, los voluntarios y voluntarias realizan actividades con niños y niñas con edades entre los 6 y los 12 años. El objetivo es enseñar de forma creativa y divertida, a través de talleres de lectura, de manualidades, de baile, música, etc.

Además, se imparten talleres a padres para ayudarles en el apoyo educativo de sus hijos.

La colaboración mínima es de dos semanas.

¡Apúntate!

2. Alfabetización a personas de etnia Tsotsil

Este centro trabaja para fomentar la integración de mujeres y menores de etnia Tsotsil, de origen maya. Su lengua materna no es el español, por lo que no pueden comunicarse con facilidad. Esto ha generado grandes focos de pobreza y exclusión. 

En el proyecto se les da clases de alfabetización, apoyo educativo y talleres (medioambientales, salud, derechos humanos, etc ). Todo esto, por supuesto, respetando y fomentando su identidad cultural.

El proyecto también tiene un área de trabajo en comercio justo y consumo responsable. Una vez al mes, en el centro se realiza un mercado comunitario en el que se venden productos artesanales y locales.

La colaboración mínima es de un mes.

¡Apúntate

3. Educación para personas con discapacidad

El tercer proyecto en el que podéis colaborar en México trabaja con personas con discapacidad. Su objetivo es lograr que sean independientes. Para ello, se realizan actividades educativas, talleres de inserción laboral y trabajo con sus familias para mejorar sus relaciones. Además, en todas las actividades se difunden valores como el trabajo en equipo, la igualdad de género y el respeto.

Los voluntarios y voluntarias pueden colaborar en distintas áreas: talleres de manualidades, de lectura y escritura, de música, educación ambiental, mantenimiento de granja y huerto, etc.

La colaboración mínima es de un mes.

¡Apúntate

¿Cómo puedes participar?

¿Te ha llamado la atención alguno de los proyectos? Escríbenos y te daremos toda la información sobre cómo puedes colaborar en ellos. No es necesario tener un perfil específico, pero sí tener motivación, compromiso y ganas de trabajar en equipo. 

Esta es una gran oportunidad de conocer otras culturas, viajar a un país lleno de atractivos naturales y culturales y contribuir a mejorar la situación de estas personas.

¡No la dejes escapar! 
















miércoles, 18 de enero de 2017

Lucas y su primer viaje solidario en Perú

Lucas acaba de vivir su primer viaje solidario en Perú con Tumaini. Tiene 18 años. La primera vez que nos vimos en Madrid, me contó que, antes de empezar la universidad, le apetecía colaborar en un proyecto social en otro país. Durante el viaje, podría pensar qué carrera estudiar y cómo quería orientar su vida.

Me sorprendió su madurez y su entusiasmo por realizar un viaje solidario. Era muy joven, pero tenía muy claro que era el momento de colaborar y conocer una realidad distinta a la suya. 

Después de hablar con él y conocer su perfil e intereses, le recomendé el centro educativo de Perú. Es un buen lugar para conocer a jóvenes de su edad y realizar actividades lúdicas con niños y niñas de Cuzco. Se trata del proyecto ideal para hacer un viaje solidario por primera vez. 




A él le pareció una gran idea: ¡le encantó el proyecto y la posibilidad de conocer personas con sus mismas inquietudes! Al final, colaboró en el centro casi dos meses y su experiencia ha sido fantástica.

Juegos y tareas

El día a día de Lucas en Perú era muy movido. "Aprovechaba las mañanas para visitar algún lugar o dar un paseo por la ciudad. A las 14:30h iba a la escuela hasta las 19h y después iba a cenar con algún voluntario. Me encantaba terminar las actividades en la escuela y bajar hacia el hostal jugando con los niños por las calles", explica.

"En la escuela era el coordinador de tutoría de los más pequeños. Ayudaba a los niños y niñas con los deberes y apuntaba en una libreta cómo se habían portado, qué materias se les daban bien, en qué materias flojeaban un poco, etc.", añade. 

Una infancia difícil
El día a día de estos niños no siempre es fácil. Lucas nos dice: "recuerdo a una niña que me dijo que le encantaría que su padre fuera como yo. Otro día me dijo que su padre no era bueno y pegaba a su madre". Uno de los objetivos del proyecto, precisamente, es combatir este tipo de situaciones y educar en valores a estos pequeños. Los niños y niñas acuden al centro para realizar diferentes actividades: las tareas de la escuela, talleres de manualidades y teatro y clases que tratan problemas sociales que les afectan.

"Me ha encantado el buen ambiente que había entre los voluntarios y voluntarias y aportar mi granito de arena en el proyecto"

Post de Almu, comunicación Tumaini
Más info proyecto: http://www.viajestumaini.org/viajes-solidarios/viaje-solidario-en-centro-educativo/proyecto


lunes, 9 de enero de 2017

Ana en Kenia: "un viaje solidario nunca se olvida"

Ana lleva dos veranos viajando a Kenia para colaborar en el orfanato y escuela con el que trabajamos a las afueras de Nairobi. Y ya está pensando en cómo ahorrar para volver. Comparte con nosotras su experiencia:

"Me encanta el proyecto de Kenia porque, durante tu viaje, pasas todo el día dentro del orfanato. Convives con los niños y niñas siempre que se pueda.

Lxs volntarixs nos levantamos temprano, a las 7 de la mañana, para desayunar en casa de Julius y Tabitha, fundadores del proyecto. El resto del día se pasa volando: hacemos actividades con los niños o preparamos materiales para las clases (por ejemplo, carteles educativos).

Por las tardes, cuando terminan las clases, ayudamos a los niños y niñas a hacer los deberes. Se quedan hasta la noche haciéndolos, así que siempre agradecen nuestra ayuda. Los fines de semana jugamos con ellos o los llevamos de paseo, siempre y cuando tengan terminados sus deberes.

Al estar todo el día con ellos, estrechamos lazos y vemos de cerca cómo es su día a día. Les vamos conociendo poco a poco y a la vez ellos te van conociendo más a ti.

Este año era la segunda vez que iba al orfanato y lo que más me ha gustado ha sido volver a estar con ellos, ver cómo han crecido. Los mayores han madurado mucho. Me ha encantado ver cómo cuidan de los más pequeños, ¡han adoptado casi el rol de padre/madre! Los pequeños les muestran mucho respeto.

Estar con los niños, jugar con ellos, verles sonreír, los abrazos que te dan y el cariño que transmiten es lo mejor del viaje. Al final ellos te dan más de lo que tú les das a ellos.


Aventuras en la colada

Este año varios niños se pusieron malos. A pesar de haber llevado medicación básica, había enfermedades que necesitaban un tratamiento antibiótico específico con el que no contábamos. Recuerdo la primera vez que acompañé a Julius al médico con una niña. Me impresionó muchísimo como era el centro de salud: muy rudimentario y con escasa salubridad. También me impresionó el método de atención que tienen: una vez te ve el médico, tienes que ir a comprarte la medicación inyectable a la farmacia más cercana y llevársela para que la administrarse. La medicación oral te la daban solo para los días que se necesite.

Me hacía mucha gracia cuando, a la hora de hacer la colada con los niños y niñas, nos decían que la lavábamos mal y se reían. Nos enseñaron y cuando lo hacíamos bien, nos aplaudían. ¡Para ellos era un logro habernos enseñado!


¡Mi segundo verano en el orfanato!

Repetí el viaje porque el año anterior me quedé encantada con el proyecto y con los niños. Realmente no cambiaría el viaje a Kenia por nada :). Siento que los niños ya forman parte de mi vida y animaría a todos a ir a conocerlos. Estoy segura de que se quedarían encantados al igual que yo. ¡Ya estoy pensando en cómo ahorrar para volver a ir!


Un viaje solidario nunca se olvida

Los viajes solidarios son muy enriquecedores. Vas con un montón de ideas y de cosas por hacer pero al final ellos te dan más a ti. Son viajes que recomiendo 100% porque te ayudan a salir de tu burbuja de comodidad y a ver otras realidades. No es lo mismo verlas por la tele, porque te impactan en el momento pero luego se te olvidan. Un viaje realmente  impacta, pero luego, nunca se te olvida. Esa es la gran diferencia entre viajar y no viajar: experimentar por ti mismo todo lo que sueles ver en los medios de comunicación.



Por último, me gusta la cercanía de las chicas que dirigen Tumaini. Se nota que los recursos que se recaudan van directos a su destino. He podido ver con mis ojos cómo se han mejorado las instalaciones del centro. Es verdad que aún quedan muchas cosas por hacer, pero en un año he visto una diferencia muy grande."
Ana, viaje solidario en escuela y orfanato de Nairobi (Kenia), julio 2016