miércoles, 29 de agosto de 2018

Cómo superar la crisis después de un viaje

Voluntaria en el centro de rescate de elefantes en Tailandia.
Voluntaria en el centro de rescate de elefantes en Tailandia

Ha sido el verano de nuestra vida. Hemos vivido aventuras, nos hemos sumergido en una nueva cultura, hemos hecho nuevas amistades. Pero… ¡llegó la hora de volver! ¡CRISIS! ¿Cómo enfrentarnos de nuevo a la rutina si morir en el intento? Te contamos las 5 claves que usamos en Tumaini para superar la crisis postviaje y ¡empezar el curso con buen pie!

1 Tómate tu tiempo para asimilar la experiencia

Nos ha ocurrido en muchos viajes: regresamos de evaluar proyectos en Camboya o Perú, por ejemplo, y, al día siguiente, parece que nada a cambiado. Nos sumergimos en el día a día, volvemos al trabajo, cursos, actividades... ¡y, al cabo de una semana, el viaje parece tan lejano! Sin querer, estábamos cometiendo un error: no dedicábamos un tiempo a asimilar el viaje, los aprendizajes y las experiencias vividas.

Para que no os vuelva a ocurrir, ¡dedica algo de tiempo a “cerrar” la experiencia! Esto incluye:

  • Revisar, clasificar, guardar e imprimir algunas fotos.
  • Repasar tus notas de viaje y completarlas para que no se te olvide nada.
  • Escribir a las personas que has encontrado en el camino y cumplir con tus promesas (si te has comprometido a mandarles fotos, escribirles, etc.). 

Porque.. ¡el viaje no termina cuando salimos del avión! Y muy importante: ¡no te guardes tus experiencias para ti! Compártelas con tu gente, hazles partícipes de tus aventuras, enséñales tus fotos. Eso también forma parte de tu asimilación.

Viajera solidaria de camino al Machu Picchu, en Perú
Viajera solidaria, en el camino al Machu Picchu en Perú.

2 Incorpora elementos del lugar que visitaste a tu vida diaria

¡Quédate con algunas cosas buenas del viaje una vez de vuelta! Un ejemplo: nosotras, tras viajar a Perú y probar su deliciosa comida, vamos de vez en cuando a un restaurante peruano para volver a comer ceviche, causa rellena, etc. ¡Y enseguida recordamos anécdotas y momentos increíbles! En otras ocasiones, hemos aprendido recetas sencillas que animan nuestro menú diario. Otros aprendizajes de viaje que nos alegran la vida son:

  • Libros y películas: solemos preguntar a las personas locales que conocemos qué libros o películas nos recomiendan. De esta forma, seguimos aprendiendo sobre el país que hemos visitado y nos sentimos, de alguna forma, vinculadas a él ;)
  • Música y radio: ¿qué grupos o música escuchan en Nepal, México o Kenia? Nosotras los apuntamos y escuchamos de vez en cuando. ¡Sobre todo, cuando nos da la nostalgia! 
  • Noticias: de vez en cuando, consultamos periódicos online de los países donde hemos viajado para estar al día de qué ocurre allí. 
  • Aprendizajes: ¿te han enseñado un truco para cocinar? ¿te has acostumbrado a la pastilla de jabón en lugar del gel? ¿alguna cultura o filosofía te ha marcado? ¡No las pierdas! Recuérdalas e intenta aplicarlas a tu día a día. 

Y... otro secreto del equipo Tumaini: nosotras hemos aprendido a vivir con menos cosas e intentamos seguir con esa filosofía también en Madrid.

El respeto a la naturaleza es uno de los aprendizajes de nuestros viajes
El respeto a la naturaleza es uno de los aprendizajes viajeros.


3 No te rindas a la rutina, ¡llena de aventura tu vida cotidiana! 

Durante el viaje cada día es diferente, cada rincón, nuevo y cada momento está lleno de nuevas sensaciones. Es normal que, al volver, añoremos esa increíble sensación de explorar y descubrir. Pero podemos hacer cosas para que nuestra rutina sea menos tediosa. A nosotras nos funciona:

  • Reunirnos con amigos y amigas. Cuidarlos y proponerles planes “fuera de lo común”. Incluso recuperar viejas amistades de las que hace tiempo no sabías nada. 
  • Hacer algo nuevo cada día. Aunque sea pequeño: cambiar de calle para ir a la oficina, hacer un descanso a media mañana, escuchar un podcast que no conocíamos, escribir, ir a una charla de un tema del que no teníamos ni idea, etc.
  • Realizar pequeños viajes los fines de semana. ¡A nosotras nos funciona para no sentir tan lejano el próximo destino!

Voluntarios y voluntarias en uno de los proyectos de Kenia.
Voluntarios y voluntarias en uno de los proyectos de Kenia.

4 Haz actividades solidarias

¿Has hecho voluntariado en algún proyecto? ¿Has conocido la labor educativa o medioambiental de alguna ONG? ¿Te ha impactado alguna experiencia (ver playas contaminadas; presenciar la explotación de animales; ver a niños y niñas trabajando en lugar de ir a la escuela, etc.)? ¡Aprovecha tu experiencia para colaborar, de alguna forma, a mejorar estas situaciones! Un viaje puede ser el motor de un cambio; puede impulsarnos a ser mejores personas, ¡hagámoslo realidad!
Nosotras, por ejemplo:

  • Tras ver las enormes plantaciones de aceite de palma en Indonesia, que ponen en peligro a bosques vírgenes, intentamos comprar el mínimo número de productos que lo lleven.
  • Después de aprender sobre la explotación de elefantes en Tailandia, seguimos a varias ONG que defienden los derechos de los animales, difundimos y firmamos sus campañas, sensibilizamos a nuestra gente, etc. 

También puedes ir más allá: buscar ONG que trabajen los temas que te preocupan y trabajar con ellas, ya sea de forma presencial o online. ¡Las nuevas tecnologías te permiten un montón de posibilidades!

Alfonso y otros viajeros en Bolivia.
Alfonso y otros viajeros en Bolivia.

5 ¡Planea tu próximo viaje! 

¡Es nuestro remedio más infalible! Desde ya, podemos empezar a pensar en las próximas vacaciones. ¿Qué tipo de viaje nos gustaría hacer este año? ¿A qué lugares? Elige 2 o 3 y busca información y fotos sobre ellos: sigue sus hashtags en Instagram, lee blogs de personas que acaban de regresar, etc. Y, si quieres comprobar lo enriquecedor que es viajar de forma solidaria, busca un proyecto donde puedas encajar, aportar, aprender y crecer!

En nuestra web encontrarás información sobre viajes solidarios tan diferentes como: cuidar de animales rescatados en Bolivia; ayudar con los deberes a niños y niñas en Kenia, Perú, México, Nepal y Bali; aprender sobre la explotación de elefantes y perros en Tailandia o dar clases de inglés a refugiados tibetanos en India o a jóvenes sin recursos en Camboya. ¡Hay una experiencia solidaria para cada persona!

Ya sabes. Elige destino, ¡y empezar a soñar! 

Una calle cualquiera en Nepal. Cada rincón en una sorpresa.
Una calle cualquiera en Nepal. Cada rincón en una sorpresa.

miércoles, 22 de agosto de 2018

Víctor en Kenia: “es muy bonito sentirte abierto a esa experiencia”

Víctor con los niños y niñas del orfanato de Kenia.
Víctor con los niños y niñas del centro de acogida en Mombasa

En julio, Víctor Martín dejó Granada para hacer un viaje solidario en Kenia. Fue una de las primeras personas en colaborar, a través de Tumaini, en el centro de acogida de niños y niñas de la calle en la costa de Mombasa. Participó en numerosas actividades de voluntariado junto a niños y niñas de la calle. En la mochila, trae de vuelta anécdotas inolvidables y, sobre todo, un montón de aprendizajes de los y las peques.

Cada día es diferente en el proyecto de Kenia donde colaboraste, ¿verdad?

¡Sí! Por ejemplo, llegamos cuando los niños y niñas estaban participando en un festival de música y danza tradicionales y los primeros días los dedicamos a acompañar al grupo y apoyarlo. Después, nuestro horario que iba cambiando cada día dependiendo de la actividad que te pidieran que hicieras.

Refuerzo escolar, actividades lúdicas, talleres... las actividades de voluntariado fueron muy variadas
Deberes, actividades lúdicas... las actividades de voluntariado fueron muy variadas.

¿Qué actividades realizaste?

El equipo del centro de acogida procuraba que pasaras por todas las áreas así que podías dar apoyo en la clase de los peques, jugar con ellos en su rato libre, acompañar a los "trabajadores sociales" al recorrido por diferentes áreas de la ciudad en busca de los niños que están en la calle, darles soporte entreteniendo a los jóvenes o charlar con los más grandes, darles de comer, dar clase de cocina, limpiar el comedor o ayudar a preparar la comida, planchar en el taller de costura, ayudar a mantener los espacios al aire libre del centro, huerto, jardines, clases de danza... No hay un día tipo, simplemente había que estar disponible y ... ¡a currar!

"Lo mejor del viaje ha sido aprender a sumergirte en su mundo como uno más"
"Lo mejor del viaje ha sido aprender a sumergirte en su mundo como uno más".

¿Qué es lo que más te gustó de tu viaje solidario?

El aprendizaje. Aprendes constantemente con todos: niños, niñas, responsables, familias, compañeros y compañeras... Te sumerges en su mundo como uno más y aceptas su forma de vivir, de pensar, de expresarse.... Es muy bonito sentirte abierto a esa experiencia y sentir y aceptar, por qué no decirlo, los miedos y las dudas que a veces también te acompañan.

"Tener que volver a las 3 semanas fue como un jarro de agua fría".

¿Y lo que menos?

He pagado la novatada: ¡elegí un período de estancia de solo tres semanas! Cuando estás en ebullición es como echarte un jarro de agua fría. Ya lo sé para otra vez.

¿Nos puedes contar alguna anécdota que recuerdes con especial cariño?

Sí, ¡la anécdota de las galletas! Era domingo. Volvíamos de nuestro día libre en la playa y, al pasar por la puerta del proyecto camino de casa, entramos a saludar. Al momento estábamos rodeados por multitud de chicos y chicas que se colgaban de nosotros y nosotras, absolutamente alborotados y transmitiéndonos un cariño que desde luego a mí, me abrumaba. Alguno de ellos reparó en un paquete de galletas que llevaba en el bolsillo exterior de la mochila y me pidió que las repartiera. Yo, consciente de que el paquete estaba a medias y no habría para todos, le dije que no. ¡Pensaba que esto sería un problema! Enseguida se reunieron varios de ellos y me dijeron: Si no hay para todos, ¡dáselas a los más pequeños!

Se colocaron por tamaño (no sé si coincidía con la edad) y acepté su decisión. ¡Me pareció sabia y generosa! Repartí galletas hasta que se acabaron. No hubo ni un mal gesto, ni un lamento, ¡ni siquiera el primero de los que se quedó sin galleta! Se deshizo la fila y empezaron a jugar como si nada.

Solo Hussein, un niño de cuatro añitos, se me acercó con los ojos muy abiertos y migajas de galleta en la comisura de los labios, más feliz que una perdiz. Me miró con los ojos muy muy abiertos como diciendo: "ME HE COMIDO UNA GALLETA".

Quizás sea una tontería, pero a mí me hizo reflexionar y me dejó un buen rato con esa media sonrisilla y esa cara de tontorrón que se te queda cuando estás a gusto.

Víctor con dos nños del proyecto
Víctor con dos niños del proyecto.

Víctor Martín colaboró con el proyecto de Kenia del 27 de junio al 17 de julio de 2018.