miércoles, 26 de septiembre de 2018

El turismo que soñamos

El turismo que soñamos es solidario. Lucas en el proyecto de México.

Viajar es nuestra vida. Para nosotras no hay nada mejor que coger la mochila, ir al aeropuerto y ¡lanzarse a la aventura! Sumergirnos en otras culturas. Pero somos realistas: sabemos que no es sostenible seguir viajando de la forma en que lo hacemos. Hoy, Día Mundial del Turismo, en Tumaini reflexionamos sobre cómo sería el turismo que soñamos. Estas son nuestras 5 claves:

1 El turismo que soñamos empodera a la comunidad local

Lo hemos visto en países como Bolivia, India o Kenia. Las y los turistas se alojan en hoteles internacionales o comen en grandes cadenas. Eso no da ningún beneficio a la comunidad autóctona, sino a grandes multinacionales que tienen cientos de sedes alrededor del mundo. ¿Qué sentido tiene?

El turismo que soñamos empodera a las personas que viven en los países que visitamos. Para ello, los viajeros y viajeras tenemos que concienciarnos y elegir siempre la opción local cuando consumimos. ¿Necesitamos alojamiento? Vamos a un pequeño hostal. ¿Tenemos hambre? Vamos a un restaurante local. ¿Queremos comprar regalos? En una pequeña tienda.

Y por supuesto, en el turismo que soñamos no hay trabajo infantil, explotación laboral o turismo sexual. Denunciamos estas terribles prácticas.

El turismo que soñamos beneficia a las comunidades locales.
Beneficiar a las comunidades locales. Foto en uno de los proyectos de Kenia

2 El turismo que soñamos respeta el medio ambiente

Cada vez somos más las personas que recorremos el mundo. En 2017, 1.322 millones de personas hicieron viajes internacionales, lo que supone un aumento del 7%, según el último Barómetro OMT del Turismo Mundial. El paso de tanta gente por entornos naturales tiene sus consecuencias. Algunas veces, visitar lugares como la selva o la playa perjudica a la fauna y flora. Otras, los y las turistas dejan millones de residuos a su paso, o cometen prácticas irresponsables como: alojarse en primera línea de la costa; gastar grandes cantidades de agua o dar comida a los animales.

El turismo que soñamos pone el respeto por el medio ambiente por encima de todo. Limita la visita de personas a un determinado lugar para no perjudicarlo. Si es necesario, cierra la entrada de turistas hasta que el entorno se recupere, como hizo ya Tailandia con la isla de Koh Tachai en 2016. Y, además de leyes, prohibiciones y multas, los y las viajeras tienen que concienciarse y respetar al máximo los sitios que visitan.

El turismo no debe perjudicar ni al medio ambiente ni a joyas arqueológicas como el Machu Picchu.
El turismo no debe perjudicar ni al medio ambiente ni a yacimientos como Machu Picchu.


3 El turismo que soñamos protege las culturas

No nos gustan las “turistadas”. Las personas que se visten con trajes tradicionales solo para pedir dinero por una foto. Los “shows” que muestran tradiciones, danzas o músicas como si fueran una mercancía. El fenómeno se llama “mercantilización de la cultura” y se trata de adaptar tradiciones al gusto de los y las turistas. Tampoco nos gustan las personas que viajan imponiendo verdades. Con la superioridad de pensar que su cultura es mejor, más avanzada.

El turismo que soñamos protege a las culturas y tradiciones locales. No se trata de que sean inamovibles, ya que son un elemento vivo de la sociedad. Lo que nos gustaría es que, por un lado, los gobiernos protegieran más su patrimonio cultural: dar ayudas a los y las artistas locales, abrir escuelas, museos, etc. Y, por otro, los viajeros y viajeras tendrían que ser más críticos y respetuosos.

No colabores con la explotación de animales. Foto muy cerca del proyecto de Bali
No colabores con la explotación de animales. Foto muy cerca del proyecto de Bali

4 El turismo que soñamos no explota a los animales

Bañarse con delfines. Montar elefantes. Ver un espectáculo de leones marinos. Visitar un templo con tigres. Son prácticas muy irresponsables que miles de turistas realizan todos los años. ¿Qué hay detrás de ellas? Maltrato y explotación.

El turismo que soñamos no explota a ningún ser vivo. Podría ser justo lo contrario. Hacer safaris o visitar centros de rescate de forma respetuosa y que el beneficio se invierta en el bienestar de los animales.

Festival para difundir la música y danza tibetana en el proyecto de India.
Festival para difundir la música y danza tibetanas en el proyecto de India.

5 El turismo que soñamos es solidario

Imaginaos todo lo que se podría conseguir si miles y miles de turistas aprovechan sus viajes a países del Sur para apoyar a pequeñas ONG.

El turismo que soñamos tiene una parte solidaria. Significa dedicar parte del viaje a colaborar con proyectos que ayudan a las comunidades locales, a los animales autóctonos o al entorno natural.

¿Y tú? ¿Cómo es el turismo con el que sueñas? ¡Feliz Día Internacional del Turismo! :) 

Santuario de elefantes
Santuario de elefantes.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Mujeres viajeras de la historia: ¡su valentía nos motiva a viajar!

Mujer viajera
Viajar sola es posible. ¡Echa un vistazo a los viajes solidarios de Tumaini!

Rompieron prejuicios, sortearon peligros e incluso, a veces, tuvieron que hacerse pasar por hombres. Solo con un objetivo: recorrer el mundo. Os presentamos a cuatro mujeres valientes que viajaron en una época donde todo estaba prohibido. Sus historias nos invitan a coger la mochila y… ¡volar!

Mapa del mundo
El mundo con demasiadas cosas por descubrir, ¡haz un viaje solidario!


1 Egeria, ¿la primera viajera de la historia?

Era el año 382 d. C. cuando Egeria tomó la decisión: quería recorrer varios Lugares Santos y escribir un libro con sus experiencias. Era gallega. En aquella época todavía no existían las monjas, pero era una mujer consagrada a Dios. Viajó a Francia, Italia, Constantinopla, Jerusalén, Palestina, Egipto, Siria, la Mesopotamia y Asia Menor durante tres años. En su libro, Itinerarium ad Loca Sancta,¨cuenta cómo viajó a través de la red de vías de las legiones romanas, lo difícil que fue cruzar paisajes inhóspitors y cómo se alojó en casas de postas y monasterios.

Egeria es considerada la primera peregrina y viajera de habla hispana de la historia. Un relato de la época relata: “allí por donde iba los monjes, sacerdotes y obispos la recibían, guiaban y acompañaban como si fuera una celebridad. No le faltaban facilidades para moverse libremente y cuando se adentraba por lugares que podían resultar peligrosos era escoltada por soldados. Los peregrinos cristianos como Egeria pudieron viajar a tan lejanas tierras gracias a la pax romana y a la red de calzadas del Imperio romano”.

Imagen de Isabelle Eberhardt
Imagen de Isabelle Eberhardt.


2 Isabelle Eberhardt, vestida de hombre para ser libre

Fue una exploradora y escritora suiza de finales del s. XIX que vivió y viajó por el Norte de África. Estudió varios idiomas, entre ellos árabe, y se convirtió al islam. Desde pequeña ya prefería vestirse como un hombre para disfrutar de más libertad. Con 22 años, cuando su padre y hermano murieron, Isabelle decidió pasar el resto de su vida en África, explorando el desierto y haciendo del norte de Argelia su nuevo hogar.

Durante su viaje, Isabelle se vistió de hombre, se hizo llamar Si Mahmoud Essadi y se sumergió en la cultura árabe. De Argelia fue a Túnez y de allí viajó al Sahara, donde compró un caballo y recorrió el desierto como un  joven y fervoroso tunecino en pos de una búsqueda espiritual. A partir de ese momento, el caballo será su mejor amigo, su eterno compañero de viaje.

"Nómada fui cuando de pequeña soñaba contemplando las carreteras; nómada seguiré siendo toda mi vida, enamorada de los cambiantes horizontes, de las lejanías aún inexploradas, porque todo viaje, incluso en las regiones más frecuentadas y más conocidas, es una exploración", escribió Isabelle.

La periodista Nellie Bly dio la vuelta al mundo en tiempo récord
La periodista Nellie Bly dio la vuelta al mundo en tiempo récord.


3 Nellie Bly, vuelta al mundo

En 1888, con veinticuatro años, la periodista Nellie Bly le propuso a su editor que la mandara a dar la vuelta al mundo. Su objetivo era replicar el recorrido de Phileas Fogg, el protagonista del libro La vuelta al mundo en ochenta días, de Julio Verne, y hacerlo en menos tiempo que él. Bly relata en su libro lo que ocurrió cuando le comentó su plan al encargado de negocios de la revista: “Es imposible que lo hagas”, fue el veredicto terrible. “En primer lugar eres mujer y necesitarías un guardaespaldas, y aún si fueras sola tendrías que llevar tanto equipaje que te sería imposible hacer movimientos rápidos”. “Muy bien”, le respondí ella.  “Manden al hombre, yo saldré el mismo día desde otro periódico y le ganaré”.

El 14 de noviembre de 1889, Nellie se subió a un barco y comenzó su travesía de 40.000 kilómetros alrededor de la Tierra. Su equipaje era mínimo: llevó el vestido que tenía puesto, un abrigo, algunos cambios de ropa interior y un botiquín. Su presupuesto fueron doscientas libras que llevó en una bolsita atada al cuello. Durante el viaje pasó por Inglaterra, conoció a Julio Verne en Francia, cruzó el canal de Suez, y pasó por Singapur, Hong Kong, China y Jaón.  Hizo la mayor parte del viaje sola y rompió un récord mundial: regresó a Nueva York setenta y dos días después de haber salido.

Alexandra fue la primera europea en entrar al Tibet
Alexandra fue la primera europea en entrar al Tibet.


4 Alexandra David Neel, la primera europea en el Tibet

Fue una escritora franco-belga nacida en 1868. Durante su adolescencia ya había hecho varios viajes sola: a Italia, cruzando los alpes, a España en bicicleta, etc. Después de un viaje a India y Túnez, empezó a estudiar el islam y las culturas orientales. Esta pasión le llevó a regresar varias veces al continente asiático, donde conoció al Dalai Lama, en 1912. Fue la primera mujer europea en hacerlo. En 1924, visitó Lhasa, capital tibetana prohibida para los extranjeros.

Vivió 100 años y escribió más de 30 libros acerca de religiones orientales, filosofía y sus viajes.

Y tú, ¿te atreves? 

Si ellas lo hicieron, ¡tú también! Atrévete a viajar sola de forma solidaria. ¡Desde Tumaini te acompañamos! Durante la experiencia, harás voluntariado con una ONG de un país del sur, aprenderás de otra cultura y conocerás a otras personas que también decidieron dedicar parte de su viaje a mejorar el mundo.

lunes, 17 de septiembre de 2018

6 voluntarixs nos cuentan cómo ha sido el verano solidario de sus vidas.

Víctor ha viajado a Kenia para colaborar con un orfanato. Reyes ha hecho un voluntariado en familia en pleno paraíso, en Bali. Elena ha preferido ir a Tailandia y dar apoyo a una ONG que cuida de elefantes víctimas de las explotación. Todos y todas han vivido experiencias increíbles. Pero... ¿qué ha sido lo mejor de su verano solidario? ¡Ahí van sus respuestas!

Voluntario en Kenia

1. Víctor, voluntario en Kenia

"Lo mejor de mi viaje ha sido aprender. Aprendes de los niños, de los coordinadores, de los voluntarios y voluntarias con los que coincides... Te sumerges en su mundo como uno más y aceptas su forma de vivir, de pensar". 

Colaboró con un orfanato y escuela en Kenia.

Voluntaria en Bolivia

2. Silvana, voluntaria en Bolivia

"Me encantó trabajar con animales, ¡son muy agradecidos! También conocer a voluntarios y voluntarias de muchos países, y la selva, un lugar de ensueño".

Colaboró en un centro de rescate de animales víctimas de la explotación.

Voluntario en India

3. Eduardo, voluntario en India

"De mi viaje me quedo con haber conocido la realidad del Tíbet de primera mano. Es una cultura de la que no conocía nada y me ha impresionado mucho". 

Hizo voluntariado en un proyecto que ayuda a refugiados tibetanos en el exilio. 

Voluntaria en Indonesia

4. Reyes, voluntaria en Indonesia

"Lo mejor fueron los niños y niñas y la fiesta que era para ellos tenernos allí. También el coordinador, ¡se prestaba a todas nuestras bromas!".

Colaboró en un proyecto medioambiental en Nusa Penida, Bali.

Voluntario en Perú

5. Ciro, voluntario en Perú

"Me encantó lo cariñosos y geniales que son los niños y niñas. Y también los otras personas voluntarias con las que coincidimos, ¡nos entendimos genial!".

Hizo voluntariado en una escuelita en Cusco.

Centro de rescate de elefantes en Tailandia

6. Elena, voluntaria en Tailandia

"Es la primera vez que viajo sola y de forma solidaria. Todo ha sido maravilloso. ¡Cero incidencias! Además, estar cerca de los elefantes no tiene precio".

Colaboró en un centro que cuida de elefantes rescatados


jueves, 6 de septiembre de 2018

“Ya había viajado dos veces con Tumaini, pero este proyecto en Perú, es único”


Nerea durante su voluntariado en la escuelita de Iquitos
Nerea durante su voluntariado en la escuelita de Iquitos.

Dicen que hacer un viaje solidario engancha y que, quien lo prueba, no puede dejar de viajar. Algo parecido ha vivido Nerea. Primero viajó a India. Después a Kenia. Y ahora, acaba de regresar de Iquitos, Perú, junto a Enric, su pareja. Ha colaborado en una escuelita para niños y niñas con pocos recursos y ha aprendido a vivir con muy poco y a “conectar totalmente con la naturaleza”.

¿Te imaginabas el proyecto así?

No, ¡fue mucho mejor de lo que esperaba! La coordinadoras te hacen sentir como en casa y las niñas y niños te reciben con mucho cariño. El proyecto es sostenible a nivel medioambiental, ¡eso me encantó! Ha sido una experiencia única porque no solo estabas con los niños y niñas durante el tiempo de voluntariado, sino que a veces por las mañanas (nos tocaron varias huelgas de profesores) y o también por las tardes, después de cerrar la escuelita, pasábamos tiempo con ellos. Es un viaje ideal si quieres puedes estar todo el día activa, disfrutar de las personas que viven en el pueblo y del entorno.

Enric, la pareja de Nerea, en un paseo por la selva amazónica.
Enric, la pareja de Nerea, en un paseo por la selva amazónica.

¿Qué tareas realizaste?

Viajé junto a Enric, mi pareja, y participamos juntos en el voluntariado. Hicimos diferentes talleres: uno  de educación afectivosexual con las chicas mayores del proyecto, otro sobre las emociones con las y los más pequeños, y otro de manualidades, donde construimos un tres en raya para que cada niño y niña pudiera jugar en casa. El último día, realizamos una yincana con juegos cooperativos que les encantó. Al final ¡compramos una merienda especial como premio!

También jugué con los niños y niñas en su tiempo de juego libre y ayudé con todo lo que pude al proyecto.

Además del voluntariado en la escuela también colaboraste con la puesta en marcha de un horno de barro, ¿cierto?

¡Sí! El horno servirá para hacer pan para las meriendas. A mi pareja le gusta mucho la construcción, por lo que colaboró con la creación de un baño seco y una barandilla para las escaleras de la casa de los voluntarios y voluntarias.

"Los niños y niñas del proyecto son muy cariñosos y tienen muchas ganas de aprender"
"Los niños y niñas del proyecto son cariñosos y tienen muchas ganas de aprender"


¿Cómo os recibieron los niños y niñas?

Tuvimos una muy buena acogida, a los niños y las niñas les encanta conocer nuevas personas voluntarias y que les cuenten cosas de sus países y les preparen talleres. ¡Se implican mucho! Además muchas veces vienen a casa y preguntan por ti. ¡Quieren compartir su tiempo contigo


¿Recuerdas alguna anécdota divertida en tu viaje?

Cuando estábamos haciendo el horno de barro, hicimos una minga para poder acabarlo. Una minga consiste en ofrecer comida y masato (una bebida hecha a base de yuca masticada). Alguno de los voluntarios y voluntarias que probaron el masato no sabían lo que era. ¡Fue también motivo de muchas risas!

El ambiente en la escuelita era muy bueno y podías estar casi todo el día con los niños y niñas
¡El ambiente en la escuelita era muy bueno!


Es el tercer viaje que haces con Tumaini ¿qué diferencias viste con respecto a los otros dos proyectos en los que colaboraste?

El primer viaje que hice con Tumaini fue a la India. En aquella ocasión, colaboré con una guardería solidaria para niños y niñas tibetanos. El segundo fue a Kenia. Colaboré en un centro de acogida para niñas. Ambos viajes fueron inolvidables, pero el proyecto Iquitos tiene cosas que lo hacen único:

  • Las coordinadoras tienen muchas ganas de innovar.
  • Los niños y niñas necesitan ese espacio que les permite recordar que son niños y niñas y no personas adultas (muchos trabajan)
  • El entorno es privilegiado pero no tiene las comodidades que tienes en otros proyectos. Solo hay luz eléctrica dos horas al día, no hay agua corriente, la casa es de madera, hay muchos mosquitos… Conectas totalmente con la naturaleza.
  • Todos los días puedes colaborar directamente con los niños y niñas. Además, puedes proponer tus propios talleres.
  • Tanto la casa como la escuelita tienen mucho en cuenta el medio ambiente.
  • Se habla español. ¡La comunicación es más fluida!

Nerea compartió su viaje solidaro con su pareja, Enric.
Nerea compartió su viaje solidario con su pareja, Enric.

Para Enric era su primera experiencia de voluntariado en un país del Sur. ¿Cómo fue vivirla con él?

Me encantó vivir esta experiencia con él: ¡lo vivió con mucha ilusión y predisposición! Además, ¡se integró muy bien! Por las tardes iba con los niños y las niñas a jugar al fútbol o al voleibol y les encantaba. Nos lo pasamos muy bien.

¿Crees que merece la pena visitar esta parte de Perú?

Mucho: el entorno es un privilegio y la compañía aún más. Si quieres colaborar con niños y niñas encantadores, estar en contacto con la naturaleza y aprender a cuidarla ¡este es tu viaje solidario!

Risas y juegos formaban parte del día a día del proyecto.


¿Cómo fue vuestra relación con Andrea y Pía, las coordinadoras del proyecto?

Estupenda, tanto en la escuelita como fuer. Hicimos muchas cosas juntos: excursiones, jugar cartas,tareas de la casa… Están siempre pendientes de los voluntarios y las voluntarias y te sientes parte de una gran familia.
Compartiendo vídeos con los niños y niñas de la ONG.
Compartiendo vídeos con los niños y niñas de la ONG.

Nerea y Enric viajaron a la escuelita de Iquitos, Perú, del 24 de junio al 6 de julio de 2018.