viernes, 9 de septiembre de 2016

Carlos y su experiencia en la escuelita de Chiapas

Compartimos una de las primeras experiencias en la escuelita de Chiapas con la que hemos empezado a colaborar este año. Iremos contando muchas más pero de momento podéis conocer de cerca como es la colaboración en este pequeño centro.

Carlos estuvo casi un mes disfrutando de esta maravillosa zona de México:
"El día a día ha sido muy tranquilo. Yo, en concreto, salía a las 9 de la mañana del albergue y en compañía de otro u otros voluntarios cogía una combi que me acercaba al comienzo de la subida a la escuela e íbamos casa por casa despertando a los niños y recogiéndolos y todos juntos subíamos hasta la escuela a la cual llegábamos sobre las 10 o 10:30 horas. 

En la escuela hacíamos actividades con los niños, les dábamos clases elementales de escritura, dictado, matemáticas etc, y finalizábamos jugando un partido todos juntos. Sobre las 14 o 14:30 horas, bajábamos con los niños y los íbamos dejando a cada uno en su casa. A partir de ese momento ya teníamos la tarde libre al igual que los fines de semana que aprovechábamos para conocer la ciudad, hacer turismo, visitar otras localidades, conocer la región, etc. Todo muy placentero.

Las cosas que más me han gustado de este viaje han sido el trato con los niños y la ciudad de San Cristóbal de las Casas. Su tranquilidad y seguridad. También ha sido muy importante la buena relación entre todxs los voluntarixs.

Recuerdo con especial cariño que lxs niñxs me llamaban "viejito", dada mi edad. Después de muchos años volví a acudir a una manifestación, esta vez en apoyo de los maestros en huelga. La implantación de los zapatistas me impresionó gratamente y no me la esperaba".

Experiencia de Carlos en centro de educación integral:"He podido conocer otra realidad a nivel cultural y profesional"

Carlos es pedagogo y ha colaborado durante un mes en el centro de educación integral que apoyamos en Cochabamaba (Bolivia). Allí ha trabajado con alumnxs con distintas discapacidades y con el personal del centro. Él mismo nos cuenta su experiencia:

"Ha sido una experiencia muy enriquecedora y me he sentido muy querido y valorado. 

El voluntariado lo llevé a cabo de lunes a viernes en el horario escolar, que allí es de 08:30 a 12:00; también fui al centro alguna tarde, pero no todas, para ayudar a las compañeras en la organización de las aulas y preparación de días de celebración con motivo del Día Nacional.

Lo normal era empezar a las 08:30 a trabajar con los compañeros dentro de las aulas con los alumnos/as del centro. Estos alumos/as presentaban discapacidad intelectual principalmente, aunque algunos podían presentar alguna otra discapacidad asociada.

En el curso de educación inclusiva
Durante el voluntariado no sólo trabajé con los alumnos/as, sino que también llevé a cabo una tarea de asesoramiento y apoyo al resto de compañeros profesionales del centro. En la primera semana me propuso la directora la posibilidad de realizar un curso con los compañeros sobre escuela inclusiva, y lo llevamos a cabo dos semanas más tarde, lo cual me ocupó también gran parte de las tardes en su preparación. Acudieron al curso compañeros del centro, así como profesionales de otros centros de Cochabamba. 

Lo que más me ha gustado de mi viaje ha sido conocer otra realidad tanto a nivel cultural como profesional, poder compartir con compañeros/as nuestras experiencias educativas y ayudar en la medida de mis posibilidades en el centro. Conocer y trabajar con los alumnos/as de Consipe y sentirme querido por todos ellos/as ha sido una experiencia maravillosa. 

Fiesta de despedida
Ha sido una experiencia muy bonita y enriquecedora el poder trabajar y colaborar en la medida de mis posibilidades, conociendo de primera mano una realidad muy cercana para mí (trabajo en el sector), pero a la vez tan lejana (modos de trabajar, recursos, filosofía...), es por ello que recomiendo a cualquier persona, trabaje o no en educación, a llevar a cabo este tipo de viaje, del que se extraerán únicamente experiencias positivas."

Experiencia de Bárbara en Bolivia: "Repetiría una y mil veces"

"Ha sido una experiencia que no podré olvidar nunca. Un viaje y una labor que repetiría una y mil veces, si tuviera la ocasión.

En primer lugar, tengo que decir que me siento absolutamente enriquecida como persona y también a nivel profesional, dado que he tenido la oportunidad de encontrar allí dos estupendas veterinarias (Aleja y Marta) de las que aprender en todos los sentidos, pues han sido dos grandes amigas, madres, profesoras, confidentes... descripción, dentro de la cual también incluyo a Sandra (“Súper San” para los amigos), una catalana en toda regla, digna de admirar, altruista y fuerte. En definitiva, las personas que he conocido allí, por lo general, divinas y un ambiente estupendo, además del plus del English full time.

Por otro lado, creo que la labor que se realiza es totalmente merecedora del más valorado premio: desde que te levantas hasta que te acuestas, vives por y para los animales que tienes a tu cargo (salvo los miércoles por la noche que hay “Fiesta en Santa María”, viernes por la noche: “Fiesta en el Café” y, sábados, que es el día libre de los voluntarios) y, si te queda tiempo de luz, ayudas a otros compañeros a terminar su trabajo con los animales del campamento. Por todo ello y por mucho más, es una organización que me inspira una admiración y un respeto inimaginables.

Allí he podido conocer la naturaleza, la vida en su estado más puro... he podido confirmar mis expectativas de que para vivir bien y con plenitud se necesitan muy pocas cosas materiales, MUY POCAS. Cosas, cuyo uso masivo están destruyendo el mundo. Me refiero a que,en ausencia de electricidad, agua caliente, agua corriente (en ocasiones) y, un largo etcétera, y conviviendo con animales magníficos, cuyas personalidades jamás olvidaré, que te dan tanto (cariño, amistad, amor, calor en los días de frío y en los cálidos tampoco te libras, algún que otro arañazo o mordisco que hacen de tu amistad con ese animal algo físico e, inevitablemente, visible en tu piel, y que no borraría por nada del mundo) tanto, tanto, tanto... por tan poquito que tienes en tu mano ofrecerles a ellos.

Personalmente, he podido conocer a una estupenda “gata”, una ocelote llamada Lazy Cat, que no hacía más que morirse del gusto y ronronear por cada caricia que recibía, por cada canción que le cantabas, por cada mimito que le hacías, por cada pedacito de carne que comía y, por cada rama contra la que se restregaba o por cada árbol hendido en el camino sobre el que saltaba. Con algunos achaques ya por su longeva edad, pero aún llena de vida y ganas de seguir dando la lata y cariño a muchos voluntarios que todavía le queda por conocer.

Por otro lado, mi trabajo allí también ha consistido en cuidar a cuatro maravillosos monos aulladores; por una parte, a los más jovencitos: Sabrina, Lucho y Luis, a los que he tenido el placer de darles de cenar, de acompañarles hasta que desapareciera la luz del Sol y, de darles todo mi cariño.

Sabrina: una monita súper especial, defensora de la justicia y contraria a cualquier tipo de abuso que recibía Luis por parte de Lucho (macho alfa de la familia). Lucho, un loco del juego, un amigo y un compañero incansable, glotón, protector de los suyos, siempre y cuando la negligencia no la cometiera él (inyecciones, cremas anti-fúngicas, tratamientos anti-piojos). Por último, Luis: es la representación máxima de la ternura, de la indefensión, incluso de la dependencia. Solicita cariño constantemente, necesita de tu calor y de tus caricias más que el respirar, y eso, no es del todo bueno. Todavía tiene que crecer, hacerse fuerte y demostrarse que pese a tener un macho alfa como Lucho, él es fuerte y competente por sí mismo. 

Por otro lado, tenemos a Bitón: vive en una jaula separada porque tiene tendencia a ser muy agresivo con otros monos. Sin embargo, con las personas “se deshace”, aunque a veces le cuesta reprimir su fuerte e instintivo carácter. He pasado mucho tiempo con él, aunque mucho más tiempo ha sido el que he dedicado tras él, bien porque le llevaba a pasear y no quería regresar a la hora de la cena, o bien, porque rompía el techo de su jaula y se escapaba. He puesto mucho esfuerzo de mi parte para ganarme su confianza y me siento plena al saber que lo he conseguido. En definitiva, es un animal híper especial, del que, actualmente, tengo muy buenas noticias: ha conseguido establecer una relación cordial con una familia de monos aulladores que ha encontrado en la selva que envuelve al parque y eso me llena de orgullo y de alegría.

Asimismo, no era consciente de ciertas habilidades que a la fuerza he tenido explotar en Bolivia: quién me diría a mí que sería capaz de ayudar a apagar un incendio en la selva, cual bombero; o a rastrillar y machetear toda la maleza que cubría el cortafuego que rodea el parque.

Esta experiencia me ha permitido probarme, me ha permitido saber que puedo ir más allá de los límites que inconscientemente me pongo, saber que soy poderosa y que puedo dar mucho de mí, mucho más de mí de lo que creo que puedo ofrecer. Me ha hecho superarme y valorarme más como persona. 

Me ha ayudado a aceptarme tal y cómo soy, y todo ello ha sido, en su mayor parte, gracias a la confianza que te da el dedicar tu tiempo a preservar la naturaleza, el compartir tu vida con animales silvestres, que aun pudiendo lastimarte (por la naturaleza de su instinto) no lo hacen, porque de forma innata tienen un sentido del respeto más amplio hacia otras especies que la renombrada razón humana. 

También, gracias a las situaciones límite que tienes que ir manejando allí, a las personas que te enseñan a tratar esas situaciones y, sobre todo e indispensablemente, gracias a ti mismo, que pones tu granito de arena: todo tu esfuerzo y empeño en dar lo mejor de ti, toda tu voluntad en construir junto con increíbles personas una frontera, una barrera o un límite que impida la destrucción de lo maravilloso que ya es el mundo, ese que poco a poco (en realidad, a gran escala) estamos demoliendo, y que gracias a organizaciones como esta y a todas las personas que se suman exponencialmente a este tipo de causas, podemos empezar a protegerlo, aunque sea, en un principio, en torno a unas pocas hectáreas de tierra.

Me siento muy afortunada de haber tenido la oportunidad de dedicar mi tiempo en algo tan importante. Tan importante como proteger un derecho irrevocable, el más universal e inamovible de todos: el derecho a una vida de bienestar, felicidad y libertad para todos los seres vivos, con independencia de su especie"

jueves, 1 de septiembre de 2016

Terminadas las obras en el orfanato de Kenia

En estas últimas semanas se han terminado las obras en el orfanato de Kenia en las que han participado lxs voluntarixs que han colaborado este verano en el centro y lxs niñxs.

Diego ha trabajado muy duro estos meses para que se pudieran acabar estas mejoras tan necesarias y ya podemos ver la habitación de los niños terminada, la habitación de las niñas mejorada y nuevos materiales que harán un poquito más fácil la vida a todos estos peques.

Las paredes exteriores de las habitaciones las decoraron con murales educativos lxs viajerxs de Tumaini en agosto. Gracias a  Tati y Paloma por el diseño y a Ana, Antonio, Gadea, Luis, Carlota y Nuria por ayudar a pintarlos, ¡han quedado genial!

Viajerxs de Tumaini en agosto con los murales detrás.
También se hicieron casilleros para todxs lxs niñxs, con su candado, para que guarden sus cosas. Ellos mismos los han pintado y decorado.

Gracias a Luis, que destinó su regalo de boda para comprar material para el orfanato, se han podido comprar candados para los casilleros, colchones, sábanas, mosquiteras, zapatillas, chancletas, calcetines y ropa interior.


Aventura de comprar colchones en Nai
















En palabras de Diego: "Después de dos meses desde mi llegada, el esfuerzo da sus frutos. Hemos terminado la habitación de los niños. Ha costado mucho enseñar, convencer y demostrar que la tierra es un noble material para construir. Que nos protege del frío y del calor, que es el material más abundante y barato, que es totalmente ecológico, que regula la humedad relativa, que neutraliza tóxicos presentes en el ambiente interior, que reduce olores, que la tierra nos conecta con nuestro planeta, que nos devuelve a una consciencia de unidad e inocencia, que nos hace ser más niños, que nos arropa y nos cuida".

Queremos dar las gracias a todas las personas que os habéis implicado en este proyecto de diversas formas:  a través de la campaña crowdfunding que realizamos hace unos meses, a la empresa Training Express por el importante donativo que realizaron, a todxs los que habéis colaborado en el centro, donado material, etc. Gracias de verdad por todo el esfuerzo y por vuestro apoyo.

Foto de despedida

En especial, queremos felicitar y agradecer a Diego su esfuerzo e implicación. Sin él, nada de esto hubiera sido posible. 

Esperamos poder seguir apoyando de diversas formas a los proyectos con los que colaboramos y mejorar, de alguna forma, la vida de todas estas personas porque: "Gente pequeña haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo".

Post de Diego, Mónica y Almu, equipo Tumaini.