domingo, 31 de enero de 2016

La vida en San Cristóbal

Post de Almu, Comunicación Tumaini
San Cristóbal de las Casas es la ciudad que más nos ha gustado de nuestro viaje por México. Hemos estado diez días y nos vamos con la sensación de que todavía nos queda mucho por descubrir.

Esta ciudad tiene una gran belleza colonial, una vida cultural que no para, reivindicaciones políticas y sociales y numerosos proyectos que tratan de dar una vida mejor a la comunidad.


Mujeres de la comunidad Tzotzil
En el estado de Chiapas la mayor parte de la población es indígena. Nosotras pudimos visitar una comunidad Tzotzil, allí las mujeres hablan en esta lengua, no entienden español. La comunidad se encuentra a tan solo media hora en coche de San Cristóbal. Es una de las comunidades con las que trabaja la cooperativa textil con la que vamos a colaborar.


Las personas indígenas siempre han estado discriminadas y gracias al movimiento zapatista lograron tener más derechos, aunque todavía queda mucho por hacer. A día de hoy al menos tienen derecho a reivindicar estos derechos. Antes, por ejemplo, no se les permitía andar por las aceras.




Una de la tiendas del centro de Comercio Justo
En esta ciudad se han creado cooperativas que trabajan con comunidades indígenas y que venden sus productos artesanales a través del Comercio Justo. Son numerosas las tiendas que puedes ver por el centro y que tienen este sello.




Además hay centros culturales donde se pueden ver documentales y películas en los que se puede conocer más cómo viven estas comunidades. Uno de ellos es Kinoki, del que ya os hemos hablado y es visita obligada en San Cristóbal.


Otra cosa importante, es hablar con su gente. Ellos te explican cómo se vive, cómo es su día a día. En un puesto del mercado, una mujer artesana indígena con su hijo en brazos y sus dos otras hijas jugando sus pies, nos contaba que el puesto les daba sólo para poder comer.


El conductor de una excursión que realizamos, nos explicó que hace unos años una persona  indígena intentaba vender sus productos en el mercado y al final lo tenía que hacer a un precio menor porque le amenazaban con llamar a las autoridades, no tenían ningún derecho.


Ahora la situación es mejor, aunque también nos han contado cómo una gran multinacional está dejando sin abastecimiento de agua a varias comunidades y de momento no se puede hacer nada.


Hemos conocido a jóvenes indígenas que dejando sus comunidades han podido estudiar en la ciudad gracias al apoyo de cooperativas en las que están sus madres y también a escuelas cómo CIDECI.




Taller de telar en CIDECI


Nos vamos con la sensación de que nos queda mucho por conocer y aprender. Pero estamos seguras de que volveremos pronto.

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