"Al principio me encontré rara, en un lugar que no conocía, me costó un poco integrarme con los demás voluntarios, soy muy tímida y uno de los retos era éste.
La primera semana iba mañana y tarde.
Por las mañana enseñaba a una niña pre adolescente a leer y escribir y por la tarde estaba en la biblioteca apoyando en las labores de estudio.
Luego me tocó la familia Guaguacha, los más chiquitines y la verdad es que aunque son un poco revoltillos, estaba encantada.
La segunda semana fue mejorando, ya estaba más integrada, no iba por las mañanas a clase, estaba un poco cansada y me apetecía conocer algo de la ciudad y alrededores, esa semana por la tarde me tocó ludoteca y en excepciones también apoyar en las labores de estudio.
Lo que más me ha gustado ha sido recibir las muestras de cariño, los abrazos, los besos..... y saber que estaba ayudando a unas personitas en sus estudios, sus problemas, y aportando ese pequeño grano de arena en su desarrollo.
Yo egoístamente me he traído mucho cariño, mucho amor y la conciencia de lo que vemos en la tele y en los periódicos es verdad y he conocido grandes personas con una generosidad infinita.
Las personas del proyecto son gente muy amable, muy agradables y que te ayudaban en lo que necesitabas."
Marisa, voluntaria en el proyecto de Cusco, en junio de 2015
Marisa en el centro de Cusco |
La primera semana iba mañana y tarde.
Por las mañana enseñaba a una niña pre adolescente a leer y escribir y por la tarde estaba en la biblioteca apoyando en las labores de estudio.
Luego me tocó la familia Guaguacha, los más chiquitines y la verdad es que aunque son un poco revoltillos, estaba encantada.
La segunda semana fue mejorando, ya estaba más integrada, no iba por las mañanas a clase, estaba un poco cansada y me apetecía conocer algo de la ciudad y alrededores, esa semana por la tarde me tocó ludoteca y en excepciones también apoyar en las labores de estudio.
Lo que más me ha gustado ha sido recibir las muestras de cariño, los abrazos, los besos..... y saber que estaba ayudando a unas personitas en sus estudios, sus problemas, y aportando ese pequeño grano de arena en su desarrollo.
Yo egoístamente me he traído mucho cariño, mucho amor y la conciencia de lo que vemos en la tele y en los periódicos es verdad y he conocido grandes personas con una generosidad infinita.
Las personas del proyecto son gente muy amable, muy agradables y que te ayudaban en lo que necesitabas."
Marisa, voluntaria en el proyecto de Cusco, en junio de 2015
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