Mi experiencia fue colaborar en un orfanato de Kenya fundado por un matrimonio de allí, en el que han acogido a 40 niños huérfanos y además han fundado una escuela a la que a su vez asisten más niños del pueblo. Yo fui con una amiga desde Madrid y tengo que decir que ha sido la mejor experiencia de mi vida.
En el orfanato se puede ayudar de diversas formas, ayudando a dar las clases del colegio, ayudarles con los deberes, enseñarles cosas nuevas, jugar con ellos, ayudarles con la comida y las tareas, etc.
Cuando fuimos nosotras estaban en época de exámenes por lo que no pudimos ayudar mucho en las clases.
Estuvimos estudiando con ellos, enseñándoles cosas y sobretodo jugando, llevándoles a pasear, les llevamos de excursión, el pueblo, etc.
En definitiva nosotras intentamos que se lo pasasen lo mejor posible, que disfrutasen cada día, ayudarles en todo lo posible y que recibiesen todo nuestro cariño.
La verdad que ellos te enseñan más cosas a ti que tú a ellos, por cómo valoran todo, hasta cosas que aquí nos pueden parecer insignificantes y por ver cuánta ilusión les hacia cualquier cosa que hiciésemos con ellos.
Julius y Tabitha son los fundadores del orfanato y son encantadores, nos han tratado en todo momento como si fuésemos de su familia, la gente allí es muy agradecida.
Es una experiencia inolvidable que recomiendo. Cualquier cosa que se haga por pequeña que parezca a ellos les es de gran ayuda.
Lo que más me ha gustado ha sido el poder compartir mis días con los niños del orfanato. Me ha emocionado ver cómo niños que no tienen de nada ni material ni una familia que les quiera, son tan felices con tan poco, son tan agradecidos y con qué poco se conforman. Vivir una cultura tan diferente a la nuestra me ha cambiado la vida y me ha hecho apreciar ciertas cosas aquí mucho más.
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Es un viaje en el que no ves el lado turístico sino que vives con ellos, con sus costumbres y vives unas vacaciones en un sentido totalmente distinto.
Lo que menos me ha gustado es pensar que puede que no les vuelva a ver, cosa que me entristece muchísimo. No me ha gustado tampoco haber podido ir tan pocos días, merece la pena ir mínimo un mes.
¡Recomiendo este viaje y ojalá pueda volver en un futuro!
Bea, voluntaria en la escuela y orfanato de Kenia, en abril de 2015
En el orfanato se puede ayudar de diversas formas, ayudando a dar las clases del colegio, ayudarles con los deberes, enseñarles cosas nuevas, jugar con ellos, ayudarles con la comida y las tareas, etc.
Cuando fuimos nosotras estaban en época de exámenes por lo que no pudimos ayudar mucho en las clases.
Estuvimos estudiando con ellos, enseñándoles cosas y sobretodo jugando, llevándoles a pasear, les llevamos de excursión, el pueblo, etc.
En definitiva nosotras intentamos que se lo pasasen lo mejor posible, que disfrutasen cada día, ayudarles en todo lo posible y que recibiesen todo nuestro cariño.
Bea con una de las niñas del centro |
La verdad que ellos te enseñan más cosas a ti que tú a ellos, por cómo valoran todo, hasta cosas que aquí nos pueden parecer insignificantes y por ver cuánta ilusión les hacia cualquier cosa que hiciésemos con ellos.
Julius y Tabitha son los fundadores del orfanato y son encantadores, nos han tratado en todo momento como si fuésemos de su familia, la gente allí es muy agradecida.
Es una experiencia inolvidable que recomiendo. Cualquier cosa que se haga por pequeña que parezca a ellos les es de gran ayuda.
Lo que más me ha gustado ha sido el poder compartir mis días con los niños del orfanato. Me ha emocionado ver cómo niños que no tienen de nada ni material ni una familia que les quiera, son tan felices con tan poco, son tan agradecidos y con qué poco se conforman. Vivir una cultura tan diferente a la nuestra me ha cambiado la vida y me ha hecho apreciar ciertas cosas aquí mucho más.
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Es un viaje en el que no ves el lado turístico sino que vives con ellos, con sus costumbres y vives unas vacaciones en un sentido totalmente distinto.
Lo que menos me ha gustado es pensar que puede que no les vuelva a ver, cosa que me entristece muchísimo. No me ha gustado tampoco haber podido ir tan pocos días, merece la pena ir mínimo un mes.
¡Recomiendo este viaje y ojalá pueda volver en un futuro!
Bea y Helena con las niñas del centro |
Bea, voluntaria en la escuela y orfanato de Kenia, en abril de 2015
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