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Ana junto al resto de voluntarias y voluntarios del proyecto. |
Ana todavía se emociona cuando recuerda su viaje solidario a Bolivia. Colaboró durante un mes en verano con el centro de animales silvestres rescatados. Es veterinaria, y su ilusión era trabajar con primates.
“Pero me tocó con tejones bolivianos, los llamados coatíes. ¡Y no me importa porque ha sido todo un descubrimiento!”, afirma. Si estás pensando en colaborar con este proyecto, no te pierdas su experiencia, ya que cuenta con todo detalle y con mucha honestidad cómo es el día a día de las personas voluntarias. ¡Gracias por tu solidaridad, Ana! :)
¿Qué tareas hacen los voluntarios en el proyecto de Bolivia?
Nos levantábamos a las 6:30 y nos íbamos a preparar la comida de los animales junto con los demás voluntarios. A las 7:10 desayunábamos en la pequeña cafetería y a las 7:40 nos subíamos a nuestras respectivas áreas con la comida y los demás bártulos. Hasta las 12:30 más o menos, trabajábamos en el área.
Dábamos de comer a los animales (tejones bolivianos, en mi caso), limpiábamos sus jaulas, los paseábamos por la selva hasta llegar a unas cuerdas muy largas, atadas entre dos árboles, donde enganchamos sus correas y estaban entretenidos durante toda la mañana, olisqueando el suelo... Y muchas cosas más, ¡no parábamos!
Después, nos íbamos a comer por turnos y subíamos de nuevo con los animales, para terminar las tareas del día, darles la cena y meterles en sus jaulas para dormir. Al bajar, pasamos por la jaula de otro pequeño animal que nos tocaba cuidar,
un kinkanju, que al ser nocturno, no podemos molestarle por la mañana. Finalmente, llevábamos los bártulos a la sala de la comida y la limpiábamos si nos tocaba ese día. Terminamos sobre las 18 h.
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La naturaleza de Bolivia y su paisaje son espectaculares. |
Pasar el día con los animales debe ser cansado, ¿qué hacíais en vuestros ratos libres?
Cuando terminábamos las tareas salíamos a la zona de wifi, donde estaban el resto de voluntarios y voluntarias.
Charlábamos un rato (en diferentes idiomas, había gente de todas partes del mundo). Unos días nos íbamos a comprar cosas y a cenar al pueblo y otros nos quedamos en la cafetería, en la habitación o en la cocina de voluntarios.
Un día o dos a la semana, había
cenas especiales. Pedíamos comida a domicilio y la comíamos todos juntos, en la cafetería, en la orilla del río... Pero la mayoría de las veces, nos íbamos a dormir muy pronto. El cansancio era notable, ¡sobre todo a medida que iba avanzando el mes!
¿Qué es lo que más te ha gustado del viaje?
Sin duda,
los tejones bolivianos. Me encantaría volver a verlos. Y también me ha gustado descubrir a gente diferente y compartir tiempo y música y comidas y frío intenso con ellos…
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Cenas especiales en el proyecto por las noches. |
¿Y lo que menos?
Puede que el dolor de pies, que a veces me hacía dudar de si lograría aguantar un mes entero allí, a pesar de que me estaba gustando y estaba contenta con la gente y con mi área... ¡El trabajo era muy duro!
¿Recomiendas la experiencia?
¡Sí! Además en
el proyecto necesitan muchos voluntarios y voluntarias!
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La convivencia es uno de los aspectos más bonitos del viaje solidario |
Ana Sierra hizo voluntariado en el centro de rescate de fauna silvestre de Bolivia del 3 de julio al 3 de agosto de 217.
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