miércoles, 13 de noviembre de 2013

Y llegaron los elefantes!

En contraste con la urbe de Bangkok desde el autobús se divisan lonas llenas de arroz secándose al sol, casas de madera y tejados de uralita, cultivos de un verde intenso, bueyes, árboles frutales, pequeños templos budistas, familias enteras montadas en una scooter…

Las carreteras de Tailandia están por lo general muy bien, aquí se conduce de una forma más similar a la que conocemos en Europa, no usan el claxon constantemente y hasta utilizan los intermitentes para los adelantamientos. 

Me dirijo a Surin a visitar un proyecto relacionado con elefantes. No es un santuario, trabajan con la comunidad para tratar de darles a los elefantes la mejor vida posible, teniendo en cuenta que son elefantes que viven en cautividad. El proyecto está situado a unas 6 horas al Este de Bangkok. En el pueblo donde está situado viven más de 200 elefantes y sus mahouts (cuidadores) pero en el proyecto sólo tienen 12 elefantes más uno nuevo que se iba a incorporar la semana que viene. Es un proyecto relativamente reciente y pequeño y de momento no pueden asumir los gastos de trabajar con más elefantes aunque su idea es que poco a poco vaya creciendo y de esta forma puedan contratar a más mahouts y acoger a más elefantes. Allí he compartido el día a día con un grupo muy variado de voluntarios (de muy diferentes nacionalidades, edades y perfiles) pero en los días que hemos pasado juntos hemos conectado muy bien. Los coordinadores del proyecto se encargan de dar toda la información posible para que seamos capaces de comprender el problema que sufren los elefantes en general, no sólo los elefantes asiáticos y las consecuencias que pueden tener nuestros comportamientos sobre ellos.

Por ejemplo, creo que muchas veces no somos conscientes que pagando por un paseo en elefante o por una entrada a un circo estamos alimentando el maltrato que sufren estos animales, que no sólo están privados de su libertad sino que encima sufren brutales agresiones. No es para nada un comportamiento normal el que un elefante se suba en una tarima a dos patas mientras mueve una pelota en su trompa, detrás de todo ello hay un duro entrenamiento que normalmente conlleva terribles torturas. Los elefantes deberían estar acompañados de sus madres hasta los 4 años de edad, éstas les enseñan todo lo que tienen que saber para poder sobrevivir. Una forma muy común que usan los mahouts para que los elefantes aprendan es el crush method. En este caso los elefantes son separados de sus madres cuando tienen 2 años (o incluso antes), les meten en una jaula muy pequeña, del tamaño de su cuerpo y les torturan clavándoles todo tipo de objetos punzantes hasta que el bebé elefante deja un día de llorar y entonces paran. Es cierto que los elefantes tienen muy buena memoria así que cuando crecen siempre van a recordar ese dolor intenso que sufrieron cuando eran pequeños y esto les hace ser más obedientes. De esta forma cuando tienen  que enseñarle algún truco, ya sea para un circo o para que aprenda a llevar una silla para que los turistas se monten en su espalda, cada vez que le clavan lo que los mahouts usan para controlarles (llamado hook), va a recordarlo y va a ser más fácil de que aprenda y sea sumiso en el aprendizaje.

El proyecto trabaja básicamente en dos áreas: educación y sensibilización. Educación sobre los mahouts, para tratar de convencerles que hay otras formas de trabajar con los elefantes  y como consecuencia darles a los elefantes la mejor vida posible teniendo en cuenta de que los elefantes no están en libertad que sería la situación ideal. Por poneros un ejemplo, los elefantes de todo el pueblo están encadenados de dos patas al menos y algunos hasta del cuello durante prácticamente todo el día. Los elefantes del proyecto sólo tienen cadenas en una pata, dan paseos donde les desencadenan durante al menos un par de horas al día, se bañan en el río y les dejan relacionarse unos con otros. Es duro ver que la mayoría de “sus vecinos” no son casi nunca desencadenados.

Una cosa que me ha sorprendido mucho es que entre ellos tienen sus grupos de amigos y es maravilloso ver la forma en que se comunican. Hay una de las elefantes del proyecto que se ha escapado tres veces en los últimos meses sólo para visitar a su amiga que está en la otra punta del pueblo y cuando están juntas bañándose en el río es realmente difícil separarlas.
Los voluntarios ayudan en las tareas del día a día: limpiar los terrenos, cortar caña de azúcar para dárselo de comida a los elefantes (que comen por cierto hasta 200kg de comida al día con el coste que ello supone), preparar fertilizante con la caca de los elefantes, bañarles en el río y acompañarles en sus paseos diarios. Otra parte muy importante es la sensibilización, tratar de difundir lo máximo posible la situación del elefante y comprender que muchas veces con nuestro comportamiento lo que hacemos es alimentar la explotación de estos increíbles animales. Por favor, cuando viajéis a países donde existen elefantes no compréis marfil pues cada año miles de elefantes son asesinados ya que es un negocio enorme (China es el primer mercado de marfil del mundo y el segundo es Tailandia), no paguéis para haceros una foto con un elefante puesto que las condiciones de los elefantes que mendigan son realmente terribles (mal alimentados, super estresados de estar en ciudades, los mahouts les hacen hacer turnos larguísimos de trabajo para ganar más dinero, les drogan para que aguanten…) y si hacéis un trekking aseguraros de que los elefantes sean tratados de la mejor forma posible o incluso mejor, en vez de montar en ellos, decirle al mahout que pagáis por ver cómo se comporta dando un paseo en el bosque, sin tener que cargar con una silla y peso a su espalda porque aunque parezca sorprendente por lo robustos que parecen, la espalda del elefante no está preparada para soportar mucho peso.

Aquí podéis ver unas fotillos de la experiencia…Con el machete cortando la caña de azúcar, algunas de las elefantes del proyecto en el bosque, en el río, de paseo y baño con ellas... Espero que os gusten!













Próxima parada: Ko Chang

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