Después
de visitar la isla de Sumbawa, decido poner rumbo a su vecina y famosa Bali.
Tengo que reconocer que la isla me fue conquistando cuanto más la conocía. Los
primeros días los pasé en Kuta, una zona muy cercana al aeropuerto y famosa por
ser un punto neurálgico para los desplazamientos y por su marcha nocturna. A mi
me recordaba a una especie de Ibiza indonesa pero con un turismo diferente,
bandadas de jóvenes veinteañeros australianos y de todas partes del mundo
ocupan cada noche las calles y discotecas para emborracharse y bailar hasta el
amanecer provocando una atmósfera un tanto extraña y de contrastes.
Este sitio es también famoso
por sus olas ya que tiene una de las mejores playas para aprender a hacer surf.
Me sorprendió comprobar que, en los 8 km de playa que tiene, hay muy pocos
sitios dedicados al baño. Las corrientes son muy fuertes así que sólo te puedes
dar un chapuzón sin tabla de surf en zonas delimitadas donde socorristas
controlan que no pase nada a los bañistas. Cada tarde, la playa se convierte en
un hervidero, mezcla de locales y turistas que se acercan para disfrutar de las
bonitas puestas de sol, experiencia muy recomendable!
En mi
primer día fui a comer a un restaurante cercano a la playa y las camareras
estaban bastante agitadas. Yo no sabía qué pasaba pero resultó que había una
especie de “bebé cocodrilo” en el templo del restaurante y mientras me tomaba
una Bintang que es la cerveza más famosa de Indonesia lo mataron a palazos.
Este tipo de cosas (y muchas más) son las que te hacen recordar dónde estás…
Porque en sitios tan turísticos como Bali muchas veces puedes olvidar la
sensación de que te separan 18.000 km de tu tierra natal y sobre todo es un
sitio donde las necesidades básicas de parte de su población (sanidad,
educación,…) no están cubiertas.
Después
de unos días en Kuta subí al Noroeste, a un pueblo llamado Candidasa donde muy
cerca hay un proyecto que quiero visitar. El proyecto lo he conocido a través
de Jordina, una chica catalana que lleva colaborando dos meses allí. Está
situado en un diminuto pueblo costero con dos calles: la de la comunidad
musulmana y la de los hinduistas. A pesar de que en Indonesia hay mayoría
musulmana, en Bali más del 80% de su población practican el hinduismo, lo
llaman Hinduismo balinés y tiene pequeñas diferencias ya que lo combinan con
prácticas animistas. Son muy creyentes y hay templos por todos lados, me sorprendió ver que casi en cada casa, hotel o restaurante encuentras templos. Eso sin contar los templos de los pueblos, ciudades, etc.
El
proyecto pertenece a una fundación internacional pero este proyecto concreto en Bali
es chiquitito y necesita muchos voluntarios. Se dedican a dar educación complementaria a niñas y niños sin
recursos, clases de inglés, informática, etc. En Bali ocurre lo mismo que en
Sumbawa, hay muchas familias que no pueden asumir los gastos de la escuela pública
con lo cual mandan a los niños a trabajar en campos de arroz, perpetuando de
esta forma el círculo de pobreza en el que viven.
Los
voluntarios dan clases de inglés, informática,
matemáticas, talleres de juegos, etc. Se alojan en el mismo centro que es un complejo enorme con
varias aulas, despachos de trabajo, casa de voluntarios y hasta piscina, además
está rodeado por unos jardines preciosos y casi en primera línea de playa. Dan clases 4h
al día pero el resto de la jornada laboral la dedican a preparar las clases o
tareas administrativas y logísticas.
Entrada al proyecto |
Atardecer en Candidasa |
Rompeolas |
Esta
zona tiene un entorno absolutamente envidiable con paisajes que se graban en la
retina. En cuanto coges un poco de altura puedes disfrutar de unas vistas
privilegiadas donde el verde de los campos de arroz contrasta con el azul del
mar.
Muy cerquita descubrí una de las playas más bonitas en las que
he estado en toda mi vida. La llaman White Sandy beach y combina arena tan fina
que parece que estás caminando sobre harina, aguas turquesas que esconden corales
y peces de todos los colores y en perfecto estado (no se puede bucear, sólo
hacer snorkle) y por si fuera poco está rodeada de palmeras, campos de arroz y
acantilados de piedra volcánica. Lo único que le falla a la playa es que hay
muchos warungs que así se llama a los restaurantes locales y todos tienen hamacas
desplegadas a lo largo de toda la playa así que imagino que esto le hace perder
puntos para no aparecer en alguno de los muchos listados que hay sobre las mejores
playas del mundo.
Músico local en Pasir Putih (White Sandy Beach) |
Unos
días después me dirijo a Ubud, ciudad famosa por su arte y cultura. Aquí es
donde se concentran los artistas de toda la isla, mezclados con turistas que
han sido atrapados por esta ciudad, restaurantes orgánicos con zumos
deliciosos, de nuevo campos de arroz, templos y ofrendas por todos lados.
Ofrendas que encuentras por todos lados. Ésta en una acera de Ubud |
He
venido hasta aquí para reunirme con el director de una fundación que tiene
varios proyectos tanto en la isla de Bali como en Borneo. Trabajan áreas muy
diferentes pero todas relacionadas con el medio ambiente y educación.
- En la
isla de Nusa Penida, una isla chiquitita situada a tan sólo 14km al Suroeste de
Bali y rodeada de corales prácticamente intactos, tienen un santuario para
proteger especies de pájaros endémicos que se encuentran en peligro de
extinción. Aquí los voluntarios pueden realizar diferentes actividades
relacionadas con la reforestación o trabajos con la comunidad: clases de
inglés, huerta orgánica, plantación de árboles, recogida de residuos (la gestión
de residuos y la excesiva polución es uno de los mayores problemas a los que
Bali se enfrenta). Esta pequeña isla es un sitio muy tranquilo, que recibe muy
poco turismo por lo que se garantiza la autenticidad de la experiencia. Por si
no lo sabíais, Indonesia tiene la segunda mayor tasa del mundo de pájaros en
peligro de extinción y este proyecto ha conseguido involucrar a la comunidad de
cuarenta y una aldeas tanto de Nusa Penida como de las islas cercanas (Nusa
Lembongan y Nusa Ceningan) para que se sumen a la lucha de proteger las
especies de pájaros endémicas. Por otro lado y cuando llega la época del
desove, también le dan protección a las tortugas marinas. Es importante
mencionar que el índice de mortalidad en estos bonitos animales en algunos
casos alcanza el 80% de los huevos fecundados. En el voluntariado se protegen
los nidos naturales de los principales depredadores y se hace monitorización para
obtener más información sobre las diferentes especies de tortugas que acuden a
esta playa a desovar.
- En otra
zona de Bali, a un par de horas de Ubud, esta misma fundación tiene también un centro donde cuidan a animales rescatados, la mayoría víctimas de la
caza furtiva o del comercio ilegal. Tienen más de cuarenta animales entre
pájaros y primates y la idea es rehabilitarles para poderles introducir de nuevo en su hábitat natural.
- En la
isla de Borneo comenzaron trabajando en el año 1997 por la rehabilitación y
puesta en libertad de orangutanes. Actualmente trabajan en el rescate de
orangutanes, osos malayos y tortugas marinas. Los voluntarios colaboran en una
gran variedad de tareas (empoderamiento de las comunidades, reforestación,…) pero
si alguno quiere ir exclusivamente para trabajar con orangutanes éste no es el
sitio ya que en el voluntariado no se puede colaborar en este área debido a un
cambio en la legislación indonesa en el año 2002 aunque si sois afortunados, sí
que podréis ver orangutanes en libertad y ¡hasta cocodrilos!
Ahora sí! Próxima parada: España!!
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