viernes, 10 de enero de 2014

¡Porque esto es África!

Me encuentro nuevamente preparando la mochila, esta vez para un continente diferente: África y más concretamente, Kenia y Uganda.

África para mí significa muchas cosas, es la cuna de la humanidad (al menos hay muchos científicos que aseguran que todo nació en el gran valle del Rift), un destino lleno de contrastes y que formó parte de mi vida y de mi cambio hace unos años.

Esta zona de África para mí significa volver: a las botellas de agua mineral, a las horas en autobuses por carreteras de tierra, a los regateos hasta para comprarte un chupachups, a los colores de las decenas de pulseras y collares que llevan los masais (¡y a volver a sentirme una enanita a su lado!), a la mezcla de etnias (¡Sólo en Kenia hay más de 37 etnias diferentes y otras tantas en Uganda!), a  las duchas de agua fría, a los cortes de electricidad, a los paisajes con animales salvajes que en nuestro país sólo vemos en los zoos, a las gestiones que se alargan horas (o días), al ritmo pole pole (es decir, al ritmo africano), a los saludos y sonrisas de desconocidos, a todas esas frutas maravillosas (mango, papaya, fruta de la pasión…) a precios irrisorios, a las miradas de curiosidad de los peques, a las mujeres que cargan cubos o cestas a rebosar en sus cabezas como si no llevaran nada, a las puestas de sol más bonitas del mundo (y que conste que disfruto mucho de todas pero las de África sin duda para mí se llevan la palma), a los kangas/kitenges de todos los colores que llevan las mujeres y que además son multiusos (nunca dejará de sorprenderme cómo de una simple tela se pueden sacar tantas utilidades: como vestido, como cuna improvisada para los bebés, como pañal, como compresa, como portabebés, como pañuelo…Después de observar detalles como éste te das cuenta de todas las necesidades que nos crea la sociedad en la que vivimos), a valorar el papel higiénico (os reiréis pero el papel higiénico en muchos países del mundo es un bien de lujo que tan sólo usan los occidentales), a la alegría, al ritmo, a la música improvisada sin instrumentos de verdad (o con instrumentos utilizados dejando volar la imaginación), a los cientos de estrellas que parece que casi puedes alcanzar con tu mano cuando llega la noche, a la majestuosidad o  simpleza de los dhows, a las Tusker (cerveza por excelencia de África del Este que utiliza como siglas las primeras letras de los países: Tanzania, Uganda, Somalia, Kenia, Etiopía y Ruanda), a despertarme con los rezos de madrugada, a las palmeras, al ugali (alimento básico hecho con harina de maíz y agua), a los riquísimos guisos con leche de coco que tanto me gustan, a los karibu (bienvenido en swahili), a los anacardos recién tostados, a la admiración por la fortaleza de sus gentes, a empaparme de valores que a veces olvido, a compartir, a aprender a vivir cada día y a sentirme afortunada por ello, a los niños vestidos con ropa cinco tallas más grandes de su edad, a las mujeres con los pechos descubiertos y pieles tostadas por el sol, a los hombres con una lanza en su costado (¡y el móvil en el otro!), a que cualquier desplazamiento o movimiento se convierta en una aventura…Por todas y otras mil razones, no puedo esperar…

Próxima parada: Kenia, uno de los países que desde hace años tiene un trocito de mi corazón :)



2 comentarios:

  1. Precioso post!! me muero por visitarlo... :-)

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  2. Muchas gracias Sai Mena por tu comentario... ¡Sólo os quedan unos mesecillos! Esperamos que disfrutéis mucho de la experiencia y estaremos deseando escuchar vuestras vivencias a la vuelta :)

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