Probablemente ha sido una de las mejores experiencias que he vivido. He aprendido mucho del proyecto, de mis compañeros y de mí misma. Pero sobre todo de los pequeños, niños con muchos problemas y desventajas pero con un corazón inmenso.
El proyecto es de lunes a viernes con 2 turnos, uno de mañana, de 8:30 a 11:30 y otro de tarde, de 15:00 a 19:00. Puedes ir a los 2 turnos o solamente a uno. El turno de mañana suele ser más tranquilo porque no hay tantos niños, el de por la tarde es una locura pero muy divertido. Yo fui por las tardes.
Es una comunidad donde nos ayudamos unos a otros, adultos y niños, y donde todos aprendemos de todos. Hay que llegar 10 minutos antes para preparar lo que sea necesario y estar listos para recibir a los niños. De 15:00 a 17:00 de la tarde los niños van a estar haciendo tareas o deberes (los que tengan), otros talleres de arte, expresión corporal, computación y juegos.
Yo estuve las 2 primeras semanas dando apoyo con los deberes a los más mayores y la tercera semana en los talleres de arte de los más pequeños. Hay alrededor de 100 niños de entre 5 y 14 años.
En la tercera hora nos reunimos para hacer el círculo de expresión, ahí participamos todos, niños y voluntarios. Tratamos temas que los niños no ven en la escuela oficial como la tolerancia, el trabajo en equipo, alcoholismo etc. Los niños van después de su escuela oficial.
En la última hora nos reunimos por familias, según edades y preparamos la función de la semana que se celebra cada viernes que puede ser teatro, una canción o cualquier cosa que se nos ocurra. El tiempo que estuve yo tratamos temas sobre la simbología quechua.
El voluntariado no sólo son las horas que vas a la Aldea, por las mañanas tienes que informarte y preparar el show del viernes y preparar las clases de arte si estás en talleres.
Al final del día acabas agotado pero la experiencia no puede ser mejor y el ambiente que hay es inmejorable!
En general me ha gustado todo pero me quedo con la buena relación con alguno de los voluntarios y la afectividad, el cariño y la energía de los niños.
Blanca, voluntaria en Cusco (Perú), del 6 al 24 de abril
Blanca, en el medio, con otras voluntarias del proyecto |
Es una comunidad donde nos ayudamos unos a otros, adultos y niños, y donde todos aprendemos de todos. Hay que llegar 10 minutos antes para preparar lo que sea necesario y estar listos para recibir a los niños. De 15:00 a 17:00 de la tarde los niños van a estar haciendo tareas o deberes (los que tengan), otros talleres de arte, expresión corporal, computación y juegos.
Yo estuve las 2 primeras semanas dando apoyo con los deberes a los más mayores y la tercera semana en los talleres de arte de los más pequeños. Hay alrededor de 100 niños de entre 5 y 14 años.
En la tercera hora nos reunimos para hacer el círculo de expresión, ahí participamos todos, niños y voluntarios. Tratamos temas que los niños no ven en la escuela oficial como la tolerancia, el trabajo en equipo, alcoholismo etc. Los niños van después de su escuela oficial.
En la última hora nos reunimos por familias, según edades y preparamos la función de la semana que se celebra cada viernes que puede ser teatro, una canción o cualquier cosa que se nos ocurra. El tiempo que estuve yo tratamos temas sobre la simbología quechua.
El voluntariado no sólo son las horas que vas a la Aldea, por las mañanas tienes que informarte y preparar el show del viernes y preparar las clases de arte si estás en talleres.
Al final del día acabas agotado pero la experiencia no puede ser mejor y el ambiente que hay es inmejorable!
En general me ha gustado todo pero me quedo con la buena relación con alguno de los voluntarios y la afectividad, el cariño y la energía de los niños.
Blanca, voluntaria en Cusco (Perú), del 6 al 24 de abril
Con varios niños y niñas en uno de los talleres del proyecto |
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