Cuando Gerard decidió viajar a Perú para colaborar con la educación de niños y niñas con pocos recursos, no se imaginaba que iba a tardar tan poco en regresar. Su idea era hacer un viaje solidario de un mes. Vivió 30 días llenos de aventuras, actividades artísticas y, sobre todo, mucho diálogo entre peques, familiares y personas voluntarias. Cuando iba a regresar, le ofrecieron quedarse en el proyecto como coordinador. Y así lo hizo. Ahora, recién aterrizado en Cusco, nos cuenta cómo vivió la experiencia. Le deseamos mucha suerte en esta nueva etapa.
Gerard convivió con varios voluntarios y voluntarias y también tuvieron tiempo para hacer turismo.
¿Por qué elegiste Perú como destino?
Tenía claro que quería viajar a Sudamérica por la facilidad del idioma, pero descarté los países que consideraba más peligrosos. Después, busqué proyectos en el resto de lugares hasta encontrar uno que me gustara, en este caso, el proyecto educativo en Cusco, Perú.
Las tardes siempre empezaban con juegos en el proyecto de Cusco, Perú.
¿Cómo era tu día a día en el proyecto?
Mi tarde comenzaba con el Taller de Juegos. Después de dos horas jugando, bajábamos al recreo y, a continuación, participábamos en lo que en el proyecto llaman “El Círculo”. Se trata de un espacio de diálogo donde niños y niñas, familiares y personas voluntarias hablan sobre temas como: la relación de lxs niñxs con sus padres, con sus amigxs, con el medio ambiente, etc. Después, cada familia (formadas por niñxs con edades parecidas y voluntarixs) trabajaban de forma individualizada el tema. Todos los viernes, los peques y las familias exponían el tema trabajado con dibujos, una actuación, una canción, un baile, etc.¿Qué te parece el trabajo que se realiza con los niños y niñas del proyecto?
Me parece muy necesario y muy bonito. Es importante intentar que esos niños y niñas crezcan en un entorno diferente al que están habituados. Además, se intenta potenciar aspectos que en sus casas y escuelas no pueden desarrollar, como el arte, la música o la creatividad. También me gusta mucho que se dé tanta importancia a cuidar del medio ambiente a expresar nuestros sentimientos.
El proyecto de Cusco fomenta la creatividad y las habilidades artísticas de los niños y niñas.
¿Es diferente a lo que has visto cuando has trabajado con niños y niñas aquí?
Si, he visto diferencias en la metodología o en las formas de interactuar con los peques. Pero lo que más me sorprendió fue la facilidad de los niños y niñas de expresar sin miedo sus sentimientos.Ahora vuelves al proyecto como coordinador. ¿Cómo tomaste esta decisión?
Valoré mi situación y lo que me ataba a mi ciudad. Al final, me decidí porque sé que la experiencia me va a hacer crecer tanto profesional como personalmente.
Gerard, recién aterrizado en Perú, listo para empezar su nueva etapa como coordinador.
¿Qué has aprendido de Perú que antes no conocías?
He conocido de cerca cómo viven las familias peruanas y qué problemáticas económicas y sociales atraviesa el país. También he aprendido mucho sobre la cultura peruana: bailes, canciones, vivencias, etc.¿Qué le dirías a una persona que duda en realizar un viaje solidario?
Que es una experiencia única que vale mucho la pena. La duda siempre estará, porque va relacionada con el miedo hacia lo desconocido, pero vale la pena lanzarse a la aventura y experimentar al máximo el viaje. También creo que realizar un viaje solidario te permite conocer el país desde dentro, conviviendo con su gente de una forma mucho más cercana. Para mí ha sido una experiencia inolvidable que no dudaría en repetir.Gerard convivió con varios voluntarios y voluntarias y también tuvieron tiempo para hacer turismo.
Gerard estará de coordinador de voluntarixs en el centro de Cusco hasta finales de 2017
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