martes, 23 de enero de 2018

“Ha sido mucho más real que un viaje de turista por Nepal”

Miren con otro voluntario y varias jóvenes de la ONG de Katmandú

Este no ha sido un noviembre cualquiera par Miren. Durante 20 días, convivió en una pequeña ONG de Katmandú junto a niños y niñas que tuvieron que dejar sus remotas aldeas para seguir estudiando. Enseguida los peques la trataron como una más. Ha vuelto maravillada con su generosidad y por todo lo que tienen para enseñarnos. “Guardo recuerdos maravillosos de todos ellos”, explica.

¿Qué hace una persona voluntaria en la ONG de Katmandú con la que colaboraste?

Nos despertábamos a las 7.30 para desayunar con los niños y niñas antes de que fueran al colegio. Un par de horas más tarde les llevábamos comida y volvíamos para comer sobre las 12 h. Después, teníamos tiempo libre para hacer turismo por la capital. A las 16 h volvían, jugábamos con ellos una hora, tomábamos el té y se ponían a estudiar. Aquí les ayudábamos con los deberes. Además, dábamos clases de idiomas o hacíamos algún juego dentro de la casa. Y después del rezo, sobre las 19.30 h cenábamos todos juntos para después volver a hacer deberes. Finalmente, sobre las 21 h todos nos íbamos a dormir: ¡tocaba madrugar al día siguiente!

La convivencia es parte de la experiencia de los y las viajeras. 



¿En qué materias ayudabas más a los peques?

Durante la hora de los deberes, solíamos ayudarles con las matemáticas. Repasábamos los ejercicios que traían o las tablas de multiplicar. También les planteábamos ecuaciones como práctica adicional.

¿Qué juegos o talleres les gustaron más?

Jugar a fútbol y a bádminton en el patio que hay delante de la entrada, pero también les enseñamos juegos como el pañuelito o el zapatito inglés. Durante la última semana en la que estuve, comenzamos a ensayar un pequeño teatro sobre Blancanieves, que resultó ser divertido para los más jovencitos.


Miren aprovechaba los días libres para visitar la ciudad.


¿Cómo fue tu relación con los niños y niñas?

Muy agradable. Son muy cercanos y, aunque algo reservados, enseguida me acogieron como una más de la casa. ¡Me incluyeron en todas las actividades! Los sábados exponían sobre temas que preparaban durante la semana. Una vez, nos propusieron hablar sobre nuestro recorrido desde que empezamos a estudiar hasta ahora. ¡Ahí me di cuenta de lo curiosos que son ya que no dejaron de hacernos preguntas de todo tipo!

Coincidiste con otras personas voluntarias de Tumaini, ¿cómo fue tu relación con ellas?

Éramos tres y, igual que con todos los de la casa, el trato ha sido excelente. Aprovechábamos los ratos libres para visitar la ciudad y hacer excursiones. De este viaje no sólo me he llevado muy buenas experiencias, ¡sino que he vuelto con buenos amigos!


¿Visitaste otros lugares en Nepal?

Sí, en los ratos libres fuimos a visitar tanto Patan como Bhaktapur, sitios verdaderamente recomendables.
Personas voluntarias y niñas del proyecto


¿Recomendarías este viaje a otras personas? ¿Por qué?

Definitivamente sí. Es un viaje que recomiendo a cualquiera que desee hacer de un pequeño viaje, una gran experiencia. He conocido un mundo que me era desconocido y he compartido vivencias y valores que no olvidaré y que estoy poniendo en práctica ahora que he vuelto a casa.

¿Qué consejos darías a una persona que va a colaborar?

Que vaya con muchas ganas de aprender. Pero que sobre todo disfrute de todo lo que tienen que enseñarle aquellos niños y niñas tan tiernos y sonrientes, ya que guardo recuerdos maravillosos de todos ellos.

Miren colaboró con el proyecto educativo de Nepal en noviembre de 2017.

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