martes, 10 de julio de 2018

Jeffrey en Camboya: “si contribuyes a mejorar sus condiciones de vida, el viaje solidario ya merece la pena”

Jeffrey durante su viaje solidario a Camboya. La amistad forma parte de la aventura.
Jeffrey durante su viaje solidario a Camboya. La amistad forma parte de la aventura.

Hace unos meses, Jeffrey viajó dos semanas a Camboya a colaborar con la escuela de inglés para niños, niñas y jóvenes sin recursos. Así fue  su experiencia:

El proyecto de Camboya es el último que hemos incorporado, ¿por qué lo elegiste? 

Simplemente me interesaba conocer esa parte del mundo.

¿Habías hecho un viaje solidario antes? ¿Qué te decidió a repetir? 

Sí. Las experiencias anteriores fueron estupendas:  conocí nuevas culturas, gente muy interesante, y además ayudé en lo que pude. Lo que me hizo repetir es que es la mejor forma de conocer una cultura, puesto que convives con personas locales y además contribuyes con tu granito de arena a mejorar sus condiciones de vida.

Jefrrey con otros voluntarios y voluntarias del proyecto.
Jefrrey con otros voluntarios y voluntarias del proyecto.

¿Qué sabías de Camboya antes de tu viaje? 

Conocía a historia de los Jemeres Rojos, y que en su país está el templo de Angkor Wat, además de su localización geográfica.

Y ahora, ¿nos puedes decir 3 cosas que hayas aprendido sobre el país y que te hayan llamado la atención?

1. Aunque hayan sufrido recientemente una dictadura, siguen sonriendo y siendo gente amable. 2. Es un país pobre, y muchas personas necesitan ayuda, pero no son avariciosas. Por ejemplo, el conductor que me llevó a ver los templos de Angkor Wat, el último día me dijo que le pagara lo que yo quisiera, aunque necesitaba el dinero. 3. Valoran lo que tienen, aunque a primera vista sea poco. Por ejemplo, el director de la escuela y su familia viven en una chabola, cuando podrían vivir en las casas que tienen para los voluntarios.

Reparar bicicletas fue una de las tareas que Jeffrey realizó en Camboya.
Reparar bicicletas fue una de las tareas que Jeffrey realizó en Camboya.

¿Cómo fue tu llegada al proyecto y tus primeras impresiones? 

La llegada fue buena, el resto de voluntarios y voluntarias me acogieron muy bien. Mi primera impresión es que es una escuela muy organizada y con un sistema estable de educación, ¡el mejor que yo haya visto! (siendo una soportada por voluntarios y voluntarias, claro).


¿Qué hiciste en el proyecto exactamente?

Dar clases de inglés dos veces al día de lunes a viernes y reparación y mantenimiento de bicicletas (ruedas pinchadas, frenos y cambios desajustados, desatascar cierres de sillines). Por la mañana preparábamos las clases, hacíamos recados, o en mi caso, arreglaba las bicis. Después de comer impartimos las clases de inglés hasta la noche.

Jeffrey daba clases de inglés por las tardes.
Jeffrey daba clases de inglés por las tardes. 

¿Cómo eran tus alumnos y alumnas?

Mis alumnos y alumnas de la mañana eran pequeños (hasta 11 años). Los de la tarde, adolescentes y adultos. En la fiesta fin de curso, se ensañaron conmigo mojándome... ¡y yo dejándoles!

¿Hay alguna historia de alguno de tus alumnos que te llamara especialmente la atención? 

Había una pareja de hermanos, y uno de ellos era muy joven pero a la vez muy maduro ¡y el mejor alumno! Imagino que tiene que ver con haber tenido una vida dura.

¿Cómo fue la convivencia con otros voluntarios y voluntarias?

Coincidí con varias personas, la mayoría europeas. La relación fue muy buena, aunque al principio se notaba que yo era novato, y que el otro tenía más experiencia. A medida que pasaron los días fue mejor. La convivencia fue estupenda, de hecho, hice muy buena amistad con uno de ellos.

En su viaje solidario, también hizo turismo y visitó templos.
En su viaje solidario, también hizo turismo y visitó templos.

¿Qué consejo le darías a una persona que va a hacer el mismo viaje solidario que tú?

Que lleve rotuladores borrables para pizarras. Los de allí se deterioran  muy rápido. También herramientas para bicicletas (por ejemplo, unos desmontadores).

¿Repetirias un viaje solidario? ¿Por qué? 

Por supuesto. Es la mejor forma de conocer una cultura, su forma de vida, sus costumbres y forma de pensar. Por otra parte, siempre te enseñan algo, y me atrevería a decir que tras un viaje solidario, siempre te llevas más que lo has traído. Y además si contribuyes a mejorar en lo posible sus condiciones de vida, aunque sea ínfimamente, ya merece la pena.

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