“Experimentar nuevas sensaciones. Desarrollar afectos. Comprender otras realidades. Adaptarte a una forma de vivir que no es la mía. Resolver imprevistos”. Eso y mucho más fue el viaje solidario de Noelia al
proyecto educativo con menores de habla quechua en Cusco: “pude conocer el Perú que quería descubrir”.
¿Cómo era un día cualquiera como voluntaria en el proyecto?
A las 15.00 h llegaban los niños, que jugaban hasta las 15.30. De 15.30 a 16.30 h les ayudábamos con los deberes y, si no tenían, les dábamos otras tareas adaptadas a su nivel o necesidad. Sobre las 17:15 h jugaban un rato mientras se preparaba la merienda.
Merendaban a las 17.30 h, lavaban sus utensilios, se lavaban los dientes y les poníamos un poco de crema hidratante en cara y manos. Jugaban hasta marchar sobre las 18:15 h.
¿Cómo fue tu relación con la coordinadora, Jennifer?
¡Muy buena!
Es una persona humilde, con vocación por ayudar a los niños y niñas. ¡Le ilusiona muchísima el proyecto! Desde mi trayectoria laboral en una empresa en la que se trabaja por tiempos, objetivos y presión, eché de menos un poco más de ritmo y proactividad por su parte, pero pienso que se debe a que vivimos realidades muy diferentes. Y por supuesto....yo he aprendido también muchas cosas con ella.
Desde el minuto uno, he tratado de hacerle aportaciones que pudieran ser de valor para la ONG. No solo escuchó con mucha atención todas mis impresiones sino que me pedía cada vez más opiniones y aceptaba las críticas. Además, s
abía que soy activista feminista mi ciudad (Sant Feliu) y me pidió info sobre el movimiento para aplicar alli herramientas de empoderamiento con las niñas y las mamás. Le he ofrecido colaborar desde España en este aspecto.
¿Qué opinas de la ONG?
Tiene muchas posibilidades de "prosperar": necesita un poquito de impulso o al menos "repensar" estrategias. Los niños y niñas no pasan mucho tiempo en él y el que pasan podría estar un poco más estructurado.
Hacen falta más personas voluntarias, y además los niños y niñas tienen edades, niveles y necesidades muy diferentes.
¿Crees que las personas voluntarias son necesarias en el proyecto?
Absolutamente SI. En el momento en que yo estuve, estábamos 6 voluntarios y en alguna ocasión se hace costoso controlar a los 30 niños y niñas. Además es importante también la calidad del apoyo: por eso es bueno que las personas que llegan sepan muy claramente cuál es su misión, cuándo y cómo deben desarrollarla.
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Cada día, unos 20-30 niños y niñas participan en las actividades de la ONG. |
¿Recuerdas alguna anécdota de tu voluntariado?
¡Sí! Coincidí con varios voluntarios y voluntarias de otros países. Una de ellas, que llevaba 4 meses como voluntaria, me preguntó de qué daba clases en España. ¡Dio por hecho que era profesora! No lo soy. Me preguntó si tenía hijos. Tampoco.
Me lo tomé como un cumplido: quiso decirme que se me daban muy bien los niños…¡cosa que yo misma tenía muy en duda!
¿Qué es lo que más te ha gustado de la experiencia?
Experimentar nuevas sensaciones, ¡ya que en mi día a día no interactúo con niños! Desarrollar afectos, comprender otras realidades (dentro y fuera del proyecto), adaptarme a una forma de vivir que no es la mía, resolver imprevistos y
disfrutar de una aventura....sola. Creo que es una forma de viajar que puede llegar a cambiar y mucho la perspectiva de la vida.
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Deberes, actividades, juegos y merienda son parte del proyecto en Cusco. |
¿Y lo que menos?
La experiencia se hace corta. E
n solo dos semanas no da para estrechar el vínculo de cariño y confianza con los niños y niñas. Es difícil ver un “resultado” de tu ayuda. Además, separarse de ellos es muy difícil porque son muy cariñosos y agradecidos.
¿Cómo valoras la atención de Tumaini?
De
Tumaini recibí la confianza que me hacía falta para atreverme con un viaje como este, que no realizo habitualmente.
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La convivencia entre personas voluntarias es parte del viaje. |
¿Te resultó fácil moverte del alojamiento al centro de la ciudad?
¡Sí! Muy fácil. Es cierto que está un pelín lejos: nunca tardé menos de 40 minutos en llegar.
¡Pero la experiencia del colectivo (autobús) hay que vivirla si o si! Para mi es fundamental "vivir" en un entorno tranquilo sin bullicio de ciudad y la casa de Jeni reúne ese requisito. Creo que también era importante salirse un poco del núcleo turístico de Cusco para entender la realidad de los niños y niñas de la ONG.
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Los voluntarios y voluntarias en seguida se ganan la confianza de los peques. |
¿Qué le dirías a una persona que duda en participar en este proyecto?
Le recomendaría sin fisuras que fuera.
Esta ONG reúne los requisitos para hacer un voluntariado bonito. Como el proyecto funcionaba solo por la tarde, pude viajar y hacer mucho turismo y combinar ambas actividades de una manera increíble: tenía los dos propósitos. Pude conocer el Perú que quería descubrir.
¿Te gustaría volver a hacer un viaje solidario?
Por supuesto que sí, ¡pero cambiaría de destino!
Ahora toca ahorrar y pensar en el siguiente.
Noelia viajó al proyecto educativo con menores de habla quechua en Cusco del 25 de mayo al 9 de junio de 2018.
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