Lhadon, Lhamo, Mingdi y Sonam antes de volver a su aldea en Dolpo, Nepal. |
¿Te imaginas cómo debe ser no ver a tu familia en 5 años? ¿Tener un único contacto con tus padres, en diciembre, a través de una carta? Aunque parezca mentira, hablamos del siglo XXI. Se trata de Komang, una de las aldeas tibetanas más remotas del mundo, situada en pleno Himalaya nepalí. Como en el pueblo no hay instituto, niños, niñas y jóvenes deben viajar a Katmandú para seguir estudiando… lejos de sus seres queridos. Afortunadamente, la ONG con la que colaboramos les acoge como en “una gran familia”, y además cuentan con la ayuda de voluntarios y voluntarias de varios rincones del mundo.
Arriba, Lhadon, Lhamo, Mingdi y Sonam en 2013 y abajo en 2018. |
El regreso
En noviembre de 2013, Lhadon, Lhamo, Mingdi y Sonam bajaron por primera vez del Alto Dolpo a Katmandú para iniciar la secundaria. Y hasta abril del 2018 no han podido volver a su pueblo: es imposible llegar hasta allí en las cortas vacaciones que tienen tras los exámenes. En los 3 últimos años el único contacto que han podido tener con sus familiares ha sido por las cartas que llegaban en diciembre gracias a Rinpoche cuando baja a pasar el invierno a Katmandú. La antena para captar la señal de móvil se estropeó hace años y el gobierno de Nepal no la ha reparado. El reencuentro ha sido muy emotivo.Damos voz a dos de los jóvenes nepalíes para que nos cuenten cómo ha sido este emotivo viaje de vuelta.
Tsering Lhadon en el largo viaje de vuelta a su aldea. |
Tsering Lhadon: “agradezco a la ONG todo su apoyo en mis estudios”
“Mi viaje a mi tierra natal ha sido el más emocionante ya que por fin estoy visitando a mi familia después de 5 años. Cuando llegué a Komang encontré a mi madre un poco más mayor, ¡incluso ha perdido sus dientes! Mi hermana es más madura y ha tenido un bebé. Ah, y mi hermano se casó y tiene 2 hijos. Antes de bajar a Katmandú yo era la más joven de mi familia, y ahora siento que soy una adulta y que mi familia ha crecido mucho.Después de unos días de descanso, empecé a ir a la escuela de primaria de Komang como profesora voluntaria. ¡Todos los del pueblo, mis profesores de primaria y algunos niños que conocía se pusieron muy contentos!
Mis amigos lloraron mucho por haber renunciado a estudiar en su momento. Esto me hace apreciar la oportunidad de estudiar y agradezco a la ONG todo su apoyo en mis estudios. Gracias a su esfuerzo, ahora tengo mucho más coraje para hacer algo de beneficio por mi pueblo. He regresado a Katmandú para avanzar más en mis estudios, ¡pero volveré!”
Pema Mingdi colaborando en la escuela donde estudió. |
Pema Mingdi: “soy afortunada de tener esta gran oportunidad de estudiar”
“Mi viaje al pueblo ha sido muy emocionante para mí. Durante esta experiencia he conocido a mucha gente y adquirido mucho conocimiento sobre el significado de la vida y de la educación. Cuando llegué al pueblo mis padres me estaban esperando fuera y encontré tanto a mi padre como a mi madre un poco mayores. Vi su sonrisa llena de amor y felicidad al mirar su cara. Pasé 8-9 días en casa descansando, ayudando a la familia en el campo, lavando ropa, recogiendo madera y todos los días iba a por agua para cocinar, que está a unos 15 minutos andando desde mi casa.Mis padres estaban muy felices de que hubiera vuelto a casa y pudiera ayudarles en el campo y otras tareas. Me di cuenta de lo dura que es la vida de la gente del pueblo y pensé que era muy afortunada de tener esta gran oportunidad para poder estudiar.
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